No hay otra opción. Representantes de las locomotoras europeas, Alemania y Francia, exigieron ayer a Grecia que se defina de una vez y que diga con claridad si quiere o no estar dentro de la moneda única. Y, eso sí, le dejaron bien clara una cosa: no habrá nuevas concesiones ni se negociará más con el Gobierno heleno a pesar de que este haya anunciado la celebración de un referéndum popular para preguntar a sus ciudadanos si están o no de acuerdo con el plan del Eurogrupo para ser rescatados.
A este respecto, el ministro alemán de Finanzas y otras autoridades germanas emplazaron ayer al Gobierno griego a que cumpla lo pactado con la Eurozona y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y a clarificar "lo antes posible" su postura, recomendándole evitar la inestabilidad que supone celebrar un referéndum sobre el nuevo rescate del país heleno. "Sería útil que se resolviera lo antes posible el camino que seguirá Grecia", afirmó el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble. "Asumo que Grecia es consciente de sus responsabilidades y seguirá adelante con las medidas que fueron acordadas conjuntamente por unanimidad", dijo.
El primer ministro griego, Yorgos Papandreu, sorprendió a sus socios de la Eurozona y sacudió los mercados financieros con el anuncio de que someterá al refrendo de los ciudadanos griegos la aceptación de las condiciones impuestas a Grecia para acceder a nuevas ayudas financieras.
En respuesta al anuncio de Papandreu, los líderes de Alemania y Francia, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, convocaron al primer ministro griego a una reunión de emergencia que se celebró en la noche de ayer. Tuvo lugar en vísperas de la cumbre del G-20, que se celebra en Cannes (Francia) y que ha pasado de ser un lugar de encuentro para discutir las medidas acordadas la semana pasada para salvar al euro a una reunión en la que Grecia vuelve a ser centro de todos los focos.
Además, el presidente francés y anfitrión de la cumbre del G-20, Nicolas Sarkozy, convocó para hoy una reunión con el resto de líderes de la Eurozona que se encuentran en Cannes para analizar los últimos acontecimientos de la crisis griega.
Por su parte, el comisario europeo de Energía, Guenther Oettinger, afirmó que las decisiones de Papandreu "han empeorado considerablemente la situación para aquellos países que no cuentan con la mayor nota de solvencia crediticia". A este respecto, el funcionario señaló que el líder griego debería haber advertido con antelación de sus planes en cualquiera de las dos cumbres europeas celebradas la semana pasada, ya que "incluso la canciller fue pillada por sorpresa". Una reacción que fue refrendada por la vicepresidenta económica, Elena Salgado, quien definió de "sorpresa absoluta" el anuncio del Gobierno griego ya que, a su juicio, supone "una marcha atrás".
Por su parte, el vicepresidente del bloque de centro derecha del Parlamento Europeo, el alemán Manfred Weber, advirtió de que Atenas "está jugando con fuego, ya que si los griegos votan no, sólo existe la alternativa de la bancarrota".
En este contexto, los líderes europeos rechazaron renegociar los requisitos del segundo rescate de Grecia y bloquearán la ayuda urgente de 8.000 millones del primer plan de asistencia hasta que Atenas no ratifique su compromiso de aplicar los ajustes exigidos. Este es el mensaje que transmitieron ayer en la reunión a Papandreu Sarkozy y Merkel.
La ayuda de 8.000 millones, que corresponde al sexto tramo del primer rescate al que se dio luz verde en mayo de 2010, fue aprobada el 21 de octubre tras varios retrasos por la resistencia de Atenas a aplicar los recortes exigidos. Estaba previsto que se desembolsara este mes.
Pero tras el anuncio de referéndum, tanto la UE como el FMI consideran "inimaginable" pagar esta ayuda. Francia calcula que las autoridades griegas se quedarán sin fondos como tarde en diciembre y lo usará para redoblar la presión sobre Papandreu. El mensaje será que, si como parece sigue adelante con los planes, acelere al máximo los plazos y la convoque para enero o incluso ya en diciembre.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, avisó de que las consecuencias de un rechazo por parte de Grecia a las condiciones de su rescate son "imposibles de prever" y lanzó un llamamiento a la "unidad nacional" de las fuerzas helenas.
