Local

Operación nomenclátor

Calentito, Matriuska o Gamba: los detalles más nimios inspiran el nombre de las investigaciones. Se llamó Flor de Retama a una investigación de narcotráfico por el tatuaje de la novia del cabecilla.

el 02 may 2010 / 19:38 h.

TAGS:

Un agente, en la denominada operación Aladín.

La operación Calentito, que quitó del mercado uno de los mayores alijos de cocaína nunca localizado en Sevilla -175 kilos- y, de propina, sirvió para detener a otro grupo de narcotraficantes que andaba por ahí robándole la droga a otros, se denominó así porque al inicio de la investigación, un año atrás, uno de los coches de la Guardia Civil que seguía a los sospechosos sufrió un calentón porque se le estropeó un manguito, dando al traste con las labores de investigación de ese día.

Otros detalles sin importancia, por lo general anécdotas, sirven para inspirar los más rocambolescos nombres a las operaciones de las fuerzas de seguridad. Si alguien se pregunta si la culpa de que haya operativos llamados Matriuska, Gamba o Flor de Retama es de algún extraño departamento de inventiva dependiente del Ministerio del Interior, la respuesta es no. Cada grupo pone nombre a sus operaciones, con dos premisas: que sea fácil de recordar, pero no tan evidente como para que, de llegar a oídos de los investigados -que ya sería mala suerte- éstos se dieran por aludidos.

Se llamó operación Ruedo, por ejemplo, a otra de la Guardia Civil que en enero arrebató 220 kilos de cocaína -la mayor operación de los últimos años en Sevilla- a una trama que la traía desde Argentina por el Puerto de Bilbao, porque un torero y un banderillero de cierto renombre se encontraban entre los 17 arrestos que hubo al final. Y Cristal a la que localizó tres toneladas de hachís oculta en contenedores de reciclaje de vidrio.

Alfombra voladora. Un poco más se estrujaron la cabeza para llamar operación Matriuska a una macroinvestigación de pornografía infantil con 121 detenidos, 37 en Andalucía, en la que se usó un servidor ruso. O para denominar Yellow a un operativo porque la droga llegaba en submarino, un dispositivo que se complicó porque el día que lo tenían todo preparado para llevarla a cabo hubo una filtración de agua en el sumergible y no pudieron cargar la droga. También tiraron de imaginación cuando, al sospechar que una red introducía heroína oculta en los hilos de alfombras, optaron por ponerle operación Aladín.

La Guardia Civil explica que a veces las denominaciones se pasan de extrañas porque hay un registro central que evita que se repitan los nombres para evitar confusiones, de ahí el uso de diminutivos y derivaciones.

A la Policía Nacional también cuesta ganarle cuando se pone flamenca y decide llamar operación Fin del Mundo a la incautación de una plantación de marihuana que se realizó en "un pueblo perdido de la mano de Dios", por lo que los agentes empezaron a denominarla así de manera informal y acabaron rotulándolo en el vídeo que grabaron como prueba.

Aunque hay policías reacios a poner nombre a las actuaciones, a veces es inevitable: el grupo de Robos llamó operación BMW a una en la que se robaron decenas de coches de esa marca porque los policías empezaron a referirse a ella así de forma espontánea. Lo mismo pasa con los apodos de los delincuentes, sobre todo los más conocidos por las fuerzas de seguridad, que muchas veces acaban por imponerse, como ocurrió con la operación Modeli. Tampoco fue difícil denominar operación Torneo a las pesquisas sobre una red que obligaba a prostituirse a transexuales, porque uno de los pisos investigados estaba en esa calle.

Otros nombres sí están puestos adrede: el grupo de Atracos decidió llamar Gamba a la liberación del hijo de un empresario porque había sido secuestrado en Sanlúcar de Barrameda; y Topo a la investigación de unos atracos por los que arrestaron a cinco vigilantes de seguridad, porque aprovechaban que trabajaban en esas empresas para recabar la información necesaria para asaltarlas. Más bucólica le quedó a la Udyco la operación Flor de Retama, inspirada en un tatuaje con esa flor que lucía la amante del cabecilla de la red de narcotráfico.

  • 1