¿Es nostalgia o falta de ideas? 16 años parecen pocos para que se renueve la imaginación de los arquitectos, las tendencias o la estética de los nuevos proyectos. O quizás sea que se imita lo que tiene éxito y gusta, además de ser funcional. O puede que haya estilos que marquen una época. Sólo hay que echar un vistazo a la que será la Expo de 2008 de Zaragoza. Allí encontramos copias de los grandes símbolos de la Exposición Universal de Sevilla de 1992. Busque y compare. ¿Le suena?
Entre andamios y grúas, en la ciudad maña hallamos en construcción el que podría ser un nuevo Puente de la Barqueta, el llamado allí del Tercer Milenio. Pero no es lo único con aires de déjà vu. Los tirantes del Puente del Alamillo parecen tener clones en la pasarela peatonal que conecta la estación de Delicias de Zaragoza con el acceso a la telecabina que llevará a los visitantes hasta la Expo 2008, la de Fluvi, la que girará en torno al agua y el desarrollo sostenible y cuyas puertas abrirán el 14 de junio y cerrarán el 14 de septiembre.
Incluso en muchas de sus vistas se intuye más de una coincidencia. Mientras que en la muestra universal de Curro el Puente de la Barqueta se adornó al fondo con el perfil del Pabellón de Andalucía (con un cuerpo cilíndrico inclinado), en Zaragoza la Torre del Agua decora la vista del Puente del Tercer Milenio, totalmente tomado por los andamios a poco tiempo de que arranque la nueva Exposición.
No obstante, hay grandes diferencias entre ambas muestras: la de este año es internacional y la de Sevilla fue universal; la capital andaluza tuvo cinco años para prepararse y la ciudad aragonesa sólo tres desde su elección; la Expo'92 estuvo abierta seis meses y la de 2008 lo estará tres; Sevilla transformó 200.000 metros cuadrados, y Zaragoza 75.000, a los que hay que sumar los 125.000 del gran parque metropolitano del Ebro, donde se realizarán actividades relacionadas con el agua, sobre todo deportivas.
Además, la experiencia sevillana ha ayudado a tener algunas cosas claras. La Isla de la Cartuja estuvo años en el más absoluto olvido, y de ahí la desaparición del telecabina, del pabellón de EEUU, del Palenque... Incluso ahora, cuando Cartuja 93 ha transformado el recinto en un parque tecnológico empresarial en auge, sigue habiendo zonas degradadas y en desuso.
Garantías de duración. Para evitar caer en el mismo error, en Zaragoza todos los edificios de la Expo tienen ya un uso definido después de la muestra. Incluso la Torre del Agua, un edificio en altura vacío de forjados o contenidos que creará una gran cascada de agua en medio de la Expo. Parece que finalmente un banco lo usará como sede cultural.
No obstante, la historia se repite en otros muchos aspectos. Las cuentas de Zaragoza también se han disparado y la inversión extra ronda ya los 700 millones. Además, las prisas de última hora también parecen inevitables. El ritmo de trabajo es frenético. Sólo hay que ver cómo avanza el pabellón puente de Zaha Hadid o los teleféricos. Eso sí, estas exposiciones llevan parejas transformaciones urbanas que difícilmente se darían de no mediar un evento de calado de por medio.
