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Pandereta por corraleras

Puede parecer una tontería, pero una pandereta no es cualquier cosa en Lebrija. Si este humilde instrumento es sinónimo de las fiestas navideñas para todo hijo de vecino, aquí además es uno de los símbolos de las Cruces de Mayo. Y como la fiesta se echa encima, hay que espabilar si después se quiere presumir de saber llevar el compás.

el 16 sep 2009 / 01:02 h.

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Puede parecer una tontería, pero una pandereta no es cualquier cosa en Lebrija. Si este humilde instrumento es sinónimo de las fiestas navideñas para todo hijo de vecino, aquí además es uno de los símbolos de las Cruces de Mayo. Y como la fiesta se echa encima, hay que espabilar si después se quiere presumir de saber llevar el compás.

Todavía se escuchan los redobles de tambor de la Semana Santa y ya los hay que piensan en sevillanas, cante y toque al más puro estilo corralero. Ése es el ambiente típico de las Cruces de Mayo y eso es lo que también se respira los jueves en la peña flamenca Pepe Montaraz de Lebrija, donde tiene lugar un curso para aprender a tocar la pandereta. Y es que no por simple deja de tener sus secretos este instrumento tan conocido.

El profesor, Domingo Bellido, sostiene que el secreto está en la práctica y el esfuerzo, y así se lo transmite a sus alumnos, que son actualmente más de 120. "Mi ilusión era que esta tradición no se perdiera", cuenta. "Yo aprendí a tocar de mi madre, que era muy crucera, y estoy muy contento de enseñarles a que se familiaricen con el toque de las sevillanas", agrega. Eso sí, cualquier pandereta no vale, tan sólo aquellas de doble platillo por sus peculiares características sonoras.

En sus clases hay tanto hombres como mujeres, que se reparten en tres turnos de una hora cada uno entre las 17.00 y las 20.00 horas. Entre sus alumnas más aventajadas destaca María Jesús García, componente del popular grupo Las Corraleras de Lebrija, que reconoce que siempre aprende algo nuevo. "Yo toco la pandereta de otra manera, pero desde que estoy aquí he aprendido otras formas nuevas", dice.

Todos interpretan al unísono y cantan y bailan por sevillanas mientras el maestro les corrige. "Estoy seguro de que más del 90% de los alumnos saldrá de aquí tocando bien y a compás", afirma.

No es de extrañar la gran acogida que tiene este curso entre los vecinos, pues es tradicional en Lebrija saber tocar la pandereta y es algo que se transmite de generación en generación. El Ayuntamiento de Lebrija, a través de su concejalía de Fiestas y Participación Ciudadana, puso en marcha este ciclo. Es la segunda edición después de organizar la primera en las fiestas navideñas. Porque la pandereta en Lebrija es tan navideña como corralera. Su gran éxito está haciendo posible recuperar esta propuesta, en la que participan más del 40% del alumnado de la edición anterior. "Se puede decir que el que prueba, repite", reconoce el profesor.

Desde que el curso comenzara el pasado mes de marzo el interés está creciendo. Pero además de contribuir a no perder la identidad como pueblo, sirve para entablar amistad y participar conjuntamente en las fiestas. "Nuestro objetivo es fomentar las fiestas, y las Cruces de Mayo es un evento en el que además de pasarlo bien conviven los vecinos", explica la edil de Fiestas y Participación Ciudadana, Castillo Sánchez. "Yo soy muy crucera y no me gustaría que eso se perdiera", apostilla.

Por eso están trabajando en que se reinterprete la festividad. "Suelen empezar pasada la medianoche, pero queremos que a partir de las 19.00 horas se puedan visitar para que la tradición crezca con los más jóvenes", apunta. Los días 1, 2, 8 y 9 de mayo serán las fechas señaladas de la fiesta, en la que no faltarán las flores, los tablaos... y las panderetas, claro está.

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