Santiago Abascal, líder del partido Vox, se desplazó hasta Sevilla donde había convocado un acto político en la facultad de Derecho. Pero este no se celebró en el salón de actos ni en un aula, sino en los pasillos del edificio. ¿Por qué? Desde Vox se alude a un boicot por parte de la Universidad de Sevilla, que «prohibió» el acto poco antes de su celebración y rescatan una carta, fechada el 6 de febrero y firmada por el decano, para asegurar que el evento había sido autorizado. Esta versión no casa con la aportada por el decano de la facultad, Alfonso Castro, que niega que se haya suspendido «porque nunca se autorizó». Y, aunque consta la carta de reserva del espacio, insiste en que estaba pendiente de recibir el contenido de la conferencia, planteada por un estudiante como acto académico, pero que a última hora resultó ser «un mitin político». «Esto no es un campo de fútbol, una plaza de toros o un palacio de congresos. Es una facultad y aquí sólo se acogen actos académicos», manifestó a este periódico Castro, que señaló que no se trata de una decisión aislada, ya que una semana antes tampoco permitió otro acto político esta vez de IU, y «no se había formado ningún revuelo». La conferencia en cuestión, titulada Derechos conquistados, derechos robados, a la que asistió el diputado Gaspar Llamazares y el exDefensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, se celebró finalmente el 5 de febrero en el Pabellón de Uruguay.
Los hechos comenzaron semanas atrás, cuando un estudiante de Derecho y miembro de la asociación Despertar, Jesús Navarro, solicitó un aula de la facultad de Derecho de 16.00 a 18.00 horas para la realización de una conferencia que versaba sobre la unidad de España. La facultad procedió a la reserva del aula y se lo remitió por carta al solicitante que difundió ayer por redes sociales. Eso sirvió al propio fundador de Vox, Santiago Abascal, para señalar que «el decano de la facultad de Derecho autorizó por escrito el acto y lo revocó verbalmente dos horas antes». Pese a esa negativa de última hora, se presentó en la sede universitaria e impartió «a petición popular» una charla con varias decenas de estudiantes, en los pasillos de la facultad y en la entrada del centro. Horas después tenía un segundo acto convocado en el Hotel Inglaterra, que se llenó fruto, en parte, de la polémica generada horas antes con la Universidad de Sevilla.
De tal revuelo, la imagen que ha quedado más dañada ha sido la deAlfonso Castro, con escasas semanas como decano de la facultad de Derecho y al que, desde el entorno de Vox se le acusa de boicotear el acto por tintes ideológicos. Incluso señalan que no es lógica tal prohibición cuando la Universidad de Sevilla ha acogido en el pasado actos, con colectivos como Femen o dirigente políticos como Julio Anguita, entre otros. Sin embargo, la norma es clara en el ámbito universitario: cada decano es dueño de los designios de su facultad. Y, en el caso concreto de Castro, se inclina por negar la celebración de cualquier acto de índole político en su facultad.
Al ser preguntado por la carta de autorización, Castro puntualizó que no era una autorizacion, sino «una reserva» que estaba a la espera de recibir el programa de la conferencia. «Así se le trasladó a la entidad que lo organizaba», remarcó. En ese contexto, indicó que fueron varias las veces en las que solicitó el contenido del programa y sólo recibieron, ayer por la mañana. un cartel, «en el que no había lugar a dudas de que era un mitin». Pese a todo, insistió en que el también presidente de Denaes, «al final ha venido a la facultad y, en los pasillos, ha dado su mitin político».
