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¿Por qué la torre Pelli no ‘impactó’ y el puente sí?

La aprobación del rascacielos es anterior a la Ley de Patrimonio, que creó la figura de contaminación visual, y a la declaración del Pabellón de la Navegación como BIC.

el 04 oct 2014 / 13:00 h.

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La torre Pelli, ya casi acabada, sigue generando polémicas. / J.L.Montero La torre Pelli, ya casi acabada, sigue generando polémicas. / J.L.Montero ¿Cómo es posible que un puente que cruza el río desde la Cartuja hasta Torneo, a la altura de la gasolinera, afecte al Pabellón de la Navegación por su impacto visual y de tráfico, y a la torre Pelli no se le pusieran reparos? Ese, entre otros, fue ayer el principal argumento blandido por el alcalde para reprochar el rechazo de la comisión de Patrimonio a su proyecto de pasarela. Esta comparación, que a primera vista cualquiera puede compartir, tiene una explicación legal, que el regidor pasó ayer por alto. De hecho, una comisión de expertos, constituida por técnicos invitados por el Ministerio de Cultura, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla, ya elaboraron en 2010 un estudio de impacto de la torre sobre los bienes declarados Patrimonio Mundial –Reales Alcázares, Catedral y Archivo de Indias–, así como sobre el entorno más inmediato. Este grupo concluyó que el edificio de 180 metros de altura efectivamente suponía un «impacto negativo» en el paisaje histórico de la capital hispalense, si bien reafirmaba que era legal. La comisión de expertos señalaba que la torre y el complejo que la rodea «está fuera del conjunto histórico declarado, por lo que no es posible aplicar el régimen normativo de éste por parte de la Consejería de Cultura de la Junta, a pesar de su proximidad al puente de Triana, el Monasterio de Santa María de las Cuevas y situarse frente al propio centro histórico». En cuanto a los informes sobre afección visual, recordaba que se han realizado dos, uno por parte de la entidad promotora en la que se analiza la contemplación desde los ámbitos metropolitanos y que señala la limitada influencia de la torre a esa escala, y un segundo promovido por la Consejería de Cultura, y en cuya última redacción se concluía que el nuevo edificio no estará presente en los espacios de uso público de dicho ámbito patrimonial pero sí alcanzará una repercusión notable en ámbitos colindantes como la dársena histórica o el complejo cultural del antiguo monasterio de la Cartuja (BIC)». Sin embargo, pese a esa afección paisajística, recuerda que la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía en la que se define el término contaminación visual es del año 2007, una legislación posterior a la entrada en vigor del PGOU de 2006 y de imposible aplicación para el caso objeto de este informe. De hecho, el alcalde tuvo que defender esta postura ante la Unesco para evitar que Sevilla entrara en su lista negra y perdiera la catalogación de Patrimonio de la Humanidad. Después, el organismo internacional asumió esta tesis, admitiendo que el proyecto era legal tanto desde el punto de vista urbanístico como patrimonial. Por otra parte, el Pabellón de la Navegación, mucho más próximo a la torre Pelli y al puente que proyecta Zoido, no era Bien de Interés Cultural en 2006, cuando se aprobó el PGOU. No fue hasta enero de 2009 cuando la Junta catalogó a éste y otros pabellones de la Exposición Universal de 1992 como elementos que merecían ser protegidos, por lo que esta variable tampoco se contempló cuando se estaba estudiando el impacto del rascacielos que inicialmente proyectó Cajasol. Ahora, cualquier construcción que se impacte en su visibilidad puede encontrar problemas.

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