Aunque en contadas casetas ya se celebraban ayer comidas familiares, reuniones de socios y hasta recepciones, el sábado de pre Feria sigue siendo un día de mono de trabajo más que de chaqueta y corbata. Con las calles del Real invadidas por cubas repletas de basura y por camiones de reparto, de servicios de catering, alquiler de sillas y mesas -este año se anuncian como gran novedad las de enea plegables-, de toldos y carpas y de cubitos de hielo, el hilo musical de la Feria ayer era todavía el del martilleo del montaje en las trastiendas de las casetas, el de la armónica del afilador y el de la carga y descarga de veladores, golpeteo que a los más nostálgicos evoca el fin de jornada en los asientos de la Carrera Oficial.
La estampa más repetida en la mayoría de las casetas era la del trajín propio de los últimos preparativos. Se colocan cortinas, se pintan remates y rejas y se instalan catenarias de flores de papel que servirán como adornos.
La maldición de los farolillos se agiganta con los años. A sólo unas horas de la prueba del alumbrado, las miles de bombillas que iluminarán las calles del Real a partir de mañana por la noche lucen peladas, sin ornamentación. Ante las previsiones de lluvia que se manejaban para esta última semana y con el fin evitar la triste estampa de los adornos de papel colgando ya desinflados de las catenarias de luces, el Ayuntamiento de Sevilla ha decidido posponer hasta mañana mismo la colocación de los farolillos. Desde primera hora de la mañana, se iniciará la colocación de estos adornos desde las manzanas centrales del Real para ir avanzando hacia las calles externas.
Si el ambiente en el Real era más bien escaso, otro tanto sucedía a media tarde en una Calle del Infierno aún semivacía por donde corretean los niños y por donde circulan todavía algunos coches despistados. Es el día en que los padres aprovechan para montar a los niños en los cacharritos antes de que el encendido de la portada dispare los precios. Las cestas de la noria giran y giran en vacío rasgando un cielo encapotado y amenazante. Casi todas las atracciones infantiles funcionan desde primera hora del mediodía. Los precios oscilan entre los 3 euros por viaje en la mayoría de los aparatos mecánicos hasta los 5 euros en algunas barracas de los caballitos ponis.
No se quede anticuado. Este año el muñeco rey de la Feria no es la chochona ni el jesulín. El souvenir feriante que triunfa en la Calle del Infierno es una esponja marina rectangular y de color amarillo que proviene de la ciudad submarina de Fondo de Bikini. Los padres con prole en edad infantil ya lo habrán adivinado. Bob Esponja abandona por unos días su casa con forma de piña debajo del mar para colarse en el Real de los Remedios. Su inconfundible silueta cuelga de las tómbolas y casetas de tiro, está presente en la decoración de numerosas atracciones y hasta cobra vida y se pasea por el Real ofreciendo globos a los niños.
Con estas premisas, mañana arrancará una Feria condicionada por la enésima huelga convocada por los empleados de Tussam en los días de farolillos y marcada por la bonanza meteorológica a partir de la noche misma del pescaíto y durante toda la semana.
El Ayuntamiento pidió ayer "tranquilidad" a los sevillanos ya que con las lanzaderas que llegan al Charco de la Pava se asegura la llegada al Real de la Feria aunque se tarde "un poquito más".
Para atenuar el impacto de la huelga, el Consistorio aumentará la capacidad del aparcamiento del Charco de la Pava. El plan de Tráfico de Feria se activará mañana a las 18.00 horas.
