Los socialistas sacaron adelante las 27 medidas anunciadas por Griñán. Les bastaba con la mayoría absoluta que ostentan en la Cámara, pero fue paradójico que, a nueve meses para que expire la legislatura, lograran recabar más apoyos de la derecha que de la izquierda. El PP votó a favor del plan para regularizar las viviendas ilegales y de las propuestas socialistas sobre transparencia y regeneración democrática. Esto último tiene sentido porque algunas ya formaban parte del catálogo de medidas de Javier Arenas. Así que socialistas y populares aprobaron juntos suprimir los privilegios de pensiones a los expresidentes de la Junta; limitar los ingresos de los diputados para que sólo perciban el sueldo del Parlamento y renuncien a cualquier otra retribución pública o privada, y reducir a 41.000 las firmas necesarias para presentar una iniciativa legislativa popular.
Arenas tampoco quiso descolgarse de la propuesta de crear el escaño 110, una idea que nace directamente del eco social que ha generado el movimiento 15-M, y que supone habilitar un escaño más para que la ciudadanía presente sus iniciativas en el Pleno a través de un portavoz.
IU se desmarcó de una medida con la que en el fondo está de acuerdo, y trató de justificar su abstención con contradicciones. "El escaño 110 es una burla a la inteligencia...es positivo, no cabe duda, pero hace falta una reforma electoral, como pide la calle", dijo el portavoz de IU, Pedro Vaquero. Lo cierto es que IU prefirió abstenerse porque aspiraba a una reforma más profunda de la ley electoral que habría amplificado el pluralismo político en la Cámara con un número mayor de diputados. Griñán no "iba de farol", como había vaticinado Valderas. El presidente tenía guardado en la manga el escaño 110, pero éste no colmaba las expectativas de IU.
También fue paradójico ver cómo en la votación hubo más entendimiento entre PP e IU que entre IU y los socialistas. La coalición de izquierdas apoyó 14 medidas del PP, y los populares les respaldaron en seis.
El PSOE dijo no a la reforma electoral de IU, se negó a suprimir las cesantías para diputados y altos cargos, como pedía el PP, se negó a que los diputados estén obligados a presentar una relación de sus gastos de representación, manutención, alojamiento, dietas e indemnizaciones pagadas por sus partidos, y se negó a modificar la ley para que las declaraciones de la renta de los parlamentarios sean públicas. Griñán hizo pública la suya y la de su mujer el día del debate, todos los miembros de IU también hicieron lo mismo ayer. El gesto del presidente que, todo sea dicho, fue un gesto muy propio de Arenas- violentó mucho a los populares, porque ayer volvieron a la carga y se lo reprocharon a Griñán como quien reprocha un insulto directo. La portavoz del PP, Esperanza Oña, lo consideró "un gesto de frivolidad propio de un socialismo desesperado". "La izquierda se cree siempre con más superioridad moral que cualquiera", dijo. Pese a todo, Arenas también la presentará.
Solamente diez propuestas recabaron la unanimidad de los tres partidos, y ninguna contenía medidas concretas, sino más bien posicionamientos políticos. Dos de ellas las presentó IU, una en contra de los despidos y del cierre de la planta de Visteon, en El Puerto de Santa María (Cádiz), y otra a favor de revisar el plan de infraestructuras PISTA.
Las otras ocho eran del PSOE y no estaban incluidas en el discurso del presidente. Los socialistas propusieron dotar de más medios a órganos de control externo al Parlamento, como la Cámara de Cuentas, el Consejo Económico y Social o el Defensor del Pueblo.
De esta forma, el PSOE forzó al PP para que se posicionara en contra de la política de recortes de su compañera de partido María Dolores de Cospedal, presidenta de Castilla-La Mancha, que ha anunciado la supresión de dichos órganos. También unieron fuerzas en torno a la reforma de la PAC, para defender los intereses andaluces en la crisis del pepino y para buscar una solución a las competencias bloqueadas sobre el Guadalquivir.
