Cuenta el viejo refrán que todo aquel que desee llevar una vida saludable y rendir al máximo en sus quehaceres diarios, debe "desayunar como un Rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo". Proverbio fielmente seguido por los sevillanos entrevistados por El Correo. "No pasa ni un sólo día en que mis clientes habituales se pierdan su cafelito y su tostada bien hecha", comenta Octavio Garrido, dueño del bar Casa Octavio.
En su hogar, en una cafetería, en soledad o de reunión con los compañeros de trabajo, pero siempre siguiendo el mismo ritual mañanero, "un buen desayuno entre las 10.00 y las 11.00 y aprovecho esa media horita de descanso para ponerme al día de la actualidad echándole un vistazo al periódico", explica Rafael Cuadrado, cliente fiel de la cafetería El Italiano.Entre dos o tres euros suele gastarse el sevillano en desayunar en la calle. Parece que la crisis no afecta demasiado cuando se trata de esta comida, "hablamos de muy poco dinero al día como para andar escatimando, yo sigo viniendo a diario, comenta Juan Carlos Benavente, mientras disfruta de su café con leche y su media tostada con jamón.
Sin embargo, según el dueño de Casa Octavio, " la gente ha pasado de pedir tostada entera con los mejores ingredientes y zumo de naranja natural, a conformarse con un desayuno más básico y barato".Como en la variedad está el gusto, existen personas de lo más atrevidas que no se conforman con la clásica bollería de toda la vida, las tostadas o los churros con chocolate en días especiales, sino que "están dispuestas a incluir en el primer menú del día, tapas de aliños, espinacas o menudo", cuenta Octavio Garrido.
