El Cajasol encontró por fin el camino. Más allá de sistemas más o menos asimilados, exhibiendo más o menos las mismas carencias que en jornadas anteriores, cumplidas todas con derrotas, el equipo de Aíto García Reneses aportó la necesaria agresividad defensiva para agarrarse a la supervivencia en la Liga Endesa. A partir de ahí podrá progresar, colectiva e individualmente, y descubrió que tiene realmente un base en Nikola Radicevic, detonante con su descaro hecho temple de una reacción que produjo un gran alivio en San Pablo.
Con la aparición del junior serbio el Cajasol logró ordenarse. Da igual que tenga 18 años y sea debutante en la ACB. No es que jugara de base, sino que lo hizo como debe hacerlo un base. De pronto, el equipo encontró un balanceo adecuado en ataque y consiguió poner en las manos adecuadas el balón. Casi siempre en el perímetro, con el metro de margen sobre el defensor para lanzar con relativa facilidad. Fue un oasis prodigioso, porque empezaba a haber tormenta de arena en el desierto (30-42). El conjunto de Aíto se fue al intermedio con un 2 de 11 en triples y en esa fase de recuperación hacia el partido compuso un 4 de 4 con dos aciertos de Bogdanovic, y otros de Sastre y Holland para un parcial de 13-0. La ventaja (50-46) le duró un suspiro después de volver a encadenar varios ataques de locura que permitió un rapidísimo parcial de 0-7 al Gran Canaria. Pero el Cajasol ya era otro.Ganó en confianza, y aumentó su energía defensiva. Había partido pese a que la diferencia en rebotes alimentaba la opción de que ya a esas alturas no lo hubiera: 15 capturas por 30. Y eso que el cuadro de Pedro Martínez, con las bajas de sus dos pívots natos, Xavi Rey y Slokar, disponía de un quinteto con torres de dos metros raspados. Sastre volvió a acertar desde la línea de 6,75 (58-54) y el Gran Canaria empezó a encontrarse incómodo como no lo había estado en lo que iba del partido.
En los primeros cinco minutos del último cuarto sólo lograban sumar la canasta de Toolson, y así las cosas, el Cajasol comenzaba a ganar una batalla decisiva en la búsqueda de una condición sine qua non: un marcador bajo para poder competir la victoria en el tramo final. Camino de un duelo sobre 70 puntos, la aportación de un Asbury desaparecido en ataque se trasladó al rebote defensivo y Aíto sentaba a Radicevic entre aplausos. El papel resolutivo frente al aro rival se lo atribuían los mismos que lo habían tenido con constancia desde el principio, Bogdanovic y Holland, éste, con un deseo contagioso absolutamente fundamental. Pero la gran diferencia estaba en la defensa. El Cajasol tenía hasta ayer un promedio de puntos encajados superior a los 80 puntos. Ayer sólo permitió 63, 9 en el último cuarto.
- Ficha técnica:
74 - Cajasol (17+13+21+23): Bogdanovic (18), Asbury (9), Satoransky (9), Holland (16), Buckman (-) -cinco inicial-, Triguero (4), Tepic (-), Sastre (11), Balvin (-), Radicevic (5) y Burjanadze (2).
63 - Herbalife Gran Canaria (15+25+14+19): Nelson (10), Toolson (11), Bellas (5), Domínguez (0), Newley (14) -cinco inicial-, Guerra (-), Beirán (10), Scheyer (8), Báez (2), Alvarado (3) y Prestes (-).
Árbitros: García González, Perea y Fernández. Sin eliminados.
Incidencias: Partido de la cuarta jornada disputado en el Municipal de San Pablo y presenciado por unos cuatro mil espectadores.
