Economía

Rafael García de Alvear: «Ayudar al consumo es lo que tiene sentido para mantener el empleo»

El director gerente del concesionario de Nissan Vanauto lamenta la contracción del consumo ante las incertidumbres de la economía y el aumento del paro. Ello, sumado al fin de las ayudas y el alza del IVA, auguran malos presagios para el futuro.

el 04 dic 2010 / 20:07 h.

Rafael García de Alvear, en las recién estrenadas instalaciones de Vanauto, en la Carretera de Su Eminencia.

-Noviembre ha cerrado con una caída en las matriculaciones del 30% en Andalucía. ¿Son cifras mejores o peores que las esperadas?

-Las cifras están en la línea de lo que se preveía. El consumo particular está ahora muy paralizado. Hay un clima de incertidumbre desde 2008 en el que, junto al fin del Plan 2000E y la subida del IVA desde julio, no hay nada que ayude y motive a comprar. Me sorprendió un estudio reciente que decía que el 70% de los conductores no tiene pensado renovar su vehículo en cinco años.

-¿Qué se espera de 2011?

-Las previsiones para 2011 no son nada halagüeñas, salvo que el Gobierno establezca un plan de ayudas. Galicia va a comenzar a dar 2.000 euros este mes. El problema de España es que no hay una actuación única y eso puede generar un agravio comparativo. Vemos 2011 como un año muy duro. Si a cierre de 2010 alcanzaremos entre 950.000 y el millón de unidades vendidas, el año que viene no llegaremos a 800.000, con una caída en torno al 20%. Con esas cifras estaremos en un 50% de lo que se hizo en 2007.

-¿Pero hay posibilidad de que regresen las ayudas ante tanto ajuste presupuestario?

-Soy bastante pesimista porque la CE pidió a los gobiernos que esos estímulos fueran desapareciendo y hay poco margen de maniobra. Sin embargo, para España no ha sido malo; las arcas públicas han recaudado más por el impuesto de matriculación que lo que han concedido en ayudas. También es cierto que puede resultar un agravio, por qué sí al automóvil y no a otros sectores, aunque habría que ver también si son éstos son capaces de aportar más de lo que reciben.

-¿Cómo de sostenible es la situación para los concesionarios?

-La patronal Faconauto advierte de que puede suponer la pérdida de 10.000 empleos en la red de concesionarios y que el 20% de las concesiones puede desaparecer. A ello se suma el problema del acceso al crédito. Ante los problemas de recursos, las entidades los emplean en sectores más rentables o con menor riesgo.

-¿Cómo ha ido evolucionando la crisis, de la que llevamos ya tres años, en el negocio?

-Cada marca es un mundo. La nuestra [Nissan] está teniendo un comportamiento menos malo que la media del sector, ganando cuota de mercado en turismos, que es el mercado que más peso tiene. Las ventas a empresas y rent a car no tienen un peso importante para nuestra marca.

-Pero precisamente el canal particular es el que mayor caída está sufriendo...

-Es lógico que sufra porque el consumo está retraído. Las familias españolas están muy endeudadas y, con la incertidumbre existente, es normal que ocurra.

-¿Cómo ha sido la transición del fin de las ayudas?

-Bastante dura. En nuestro caso el Plan 2000E se nos agotó en abril, pero hasta junio los datos eran de crecimiento.

-¿Se solucionaron los problemas por el adelanto del dinero?

-No los tuvimos, pero sí hay concesionarios con cuentas pendientes. No se hizo bien. Las operaciones del últimos trimestre de 2009 se metieron en el nuevo plan 2000E de 2010, con lo que partía con esa minusvalía, y el sistema se colapsó con tantos agentes operando simultáneamente.

-¿Cree que el ciudadano se ha acostumbrado a las ayudas y que sin ellas no quiere comprar?

-La ayuda ha sido algo puntual porque para el Estado el sector del automóvil es muy importante, no sólo por el PIB que aporta, sino por el empleo que genera. Ayudar al consumo es lo que tiene verdaderamente sentido para mantener el empleo. Si hay consumo y demanda, tiene sentido producir y comercializar. Si no, difícilmente se puede mantener. Era necesario el apoyo en ese momento por el peso que tiene el sector. Si te dan un caramelo, es normal que lo cojas. Pero la ayuda tenía otros objetivos como rejuvenecer el parque móvil, disminuir las emisiones y contribuir a la seguridad, aunque no es bueno tenerlas siempre. Si no hay un plan de ayudas, la decisión de compra no tiene por qué retrasarse. El automóvil tiene un componente de capricho.

-¿Qué historia tiene detrás el concesionario?

-Venimos de Comercial Agrotractor, creada en 1946 por los fundadores de Cruzcampo, que era un concesionario de maquinaria agrícola Ford y dependía de la fábrica en Barcelona. Tras varios cambios y compras de la factoría, Nissan compra la última de ellas, Motor Ibérica. El origen agrícola fue derivando hacia la parte comercial e industrial. Tras superar la crisis de 1993, la empresa decide diversificar dentro del sector y buscar otras marcas para no tener todos los huevos en la misma cesta. Comercial Autotractor, con quince concesionarios de Nissan, Peugeot, BMW, Suzuki, Chevrolet, Volkswagen y Kia en Andalucía, se convirtió en una sociedad patrimonial de la que Vanauto es la concesión que asumió la actividad de Nissan en la provincia de Sevilla.

-¿Los números de Vanauto?

-Hay 35 empleados. Al ser un grupo muchos servicios los proporciona el mismo. En el año fiscal, del 1 de octubre al 30 de septiembre, la venta de unidades ha crecido un 28%, mientras que las ventas de recambios no han variado y la facturación del taller ha caído un 16%.

Perfil. Dos décadas vinculado al motor

Si tuviera que pedir un deseo para 2011, el director gerente de Vanauto –lleva casi 23 años en esa responsabilidad–, se quedaría con que España saliera de la situación de incertidumbre que actualmente sufre y que Gobierno, sistema financiero y empresarios fueran capaces de crear el clima necesario para generar empleo. Sería un deseo muy aprovechable porque “así todos saldríamos ganando”. Pero si tuviera que optar por una petición más realista, entonces sería “que 2011 sea al menos como 2010”. García de Alvear llegó al sector de la automoción tras su paso como delegado de Andalucía Occidental en una empresa de tratamiento de aguas. Después trabajó en Madrid en una firma de auditoría y en una empresa inglesa que comercializaba productos de electrónica y ordenadores.

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