Ayer el PP le dio la vuelta al partido en pocas horas. Si el martes los populares valencianos dejaron en evidencia a Mariano Rajoy al negarse a cesar a Costa, ayer el presidente del partido recuperó el timón de la nave y, previa amenaza, logró sustituir al secretario general de la formación en Valencia. Pero el daño ya estaba hecho y ahora el PP está dividido.
La confusión ha sido la protagonista desde que el martes las direcciones del PP nacional y regional se contradijeran una y otra vez. Ayer la batalla amaneció de parte de Ricardo Costa -y con él, de Camps y el PP valenciano- pero pronto la cosa cambió. Bien de mañana, De Cospedal amenazó con tomar medidas disciplinarias si Ricardo Costa ejercía la portavocía del Grupo Popular en Las Cortes. Más aún, vio "imposible" que Costa sea restituido en su cargo como secretario general y no descartó incluso el cese de militancia.
En estas circunstancias, media hora antes del Pleno del Parlamento valenciano Costa supo, de boca de Camps y en privado, que nada podía hacer ya por conservar su cargo y que ayer no acudiría a la Cámara como portavoz. El presidente de la Generalitat valenciana le comunicó que Rafael Maluenda, que en 1979 negó el Holocausto, ocuparía su lugar como portavoz del Grupo Popular y, ya ante los periodistas a la salida de las Cortes, Camps cerró así más de 24 horas de comunicados y contracomunicados: "La decisión que acordamos ayer [por el martes] ya está tomada. Ahora, a seguir con nuestra tarea al servicio de los valencianos, que es de lo que se trata". Y, para más confusión, el president estaba sonriente y de buen talante. Todo lo contrario que el protagonista de la historia y primera víctima política del Gürtel en Valencia, Ricardo Costa, quien al anunciar Camps su cese ante el Grupo Popular incluso se derrumbó y lloró. Algunos de los presentes en la reunión aseguran que fue "muy dura y triste" y que resultó una "humillación". Con motivo de este encuentro el Pleno comenzó con media hora de retraso y con César Augusto Asencio como secretario general de los populares valencianos, en sustitución del cesado.
Costa, por su parte, aseguró -un día después de negarse a dejar la secretaría general- que no quiere aferrarse "a ningún cargo y a ninguna posición", y que siempre ha estado y va a estar "a disposición del partido y de la dirección nacional". Defendió que "única y exclusivamente" lo que pretende es que se "quede bien claro" y "se manifieste bien" que su gestión ha sido "correcta" y que no se ponga "nunca en duda" su honradez.
En este sentido, la propia Soraya Sáenz de Santamaría, portavoz del Grupo Popular en el Congreso, recordó a Costa que todos los cargos están "a disposición del partido", que "puede exigir las responsabilidades y los comportamientos oportunos". Mientras tanto, no se sabe si existirá la investigación interna que el ya ex secretario general del PP valenciano pidió, pero María Dolores de Cospedal sí informó ayer de que el Comité Nacional de Derechos y Garantías del partido ya está informado de todo y podría citar a Costa mañana.
La imagen. Pese a que el problema estaba, aparentemente, resuelto y Rajoy había sido desagraviado por el comportamiento del PP valenciano, los populares saben que tanto desconcierto les pasará factura. Por eso el presidente del PP en Alicante, José Joaquín Ripoll, propuso que, para afrontar situaciones de "tragedia" como la que a su juicio atraviesa actualmente el PPCV, se cree un "gabinete de crisis" que se reúna cuando haya revelaciones del sumario. "¡Qué mal lo estamos haciendo!" admitió Ripoll. La propia alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, reconoció que le preocupa "recuperar el orgullo" de ser militante. "No sé si hemos dado una buena imagen o no, pero me preocupa transmitir a los militantes y que hacemos lo que debemos hacer", dijo.
Desde la oposición fueron bastante más duros. El secretario general del PSPV, Jorge Alarte, aseguró que Camps ha engañado a Rajoy "como ha engañado"a los valencianos y el ministro de Fomento, José Blanco, ironizó con la idea de que "la fiesta no ha acabado en el PP" -en alusión a las palabras de González Pons el Día de la Comunidad-.
