Scott Roth ya es historia en el Baloncesto Sevilla. Como avanzaba este periódico al mediodía de este jueves, el entrenador estadounidense iba a ser cesado en cuanto la expedición aterrizara en la capital hispalense tras el viaje de regreso de Lituania, donde el equipo enlazó su undécima derrota seguida, ofreciendo de nuevo una pobre imagen. La decisión ya estaba tomada, y sólo era necesario darle oficialidad. En el escueto comunicado hecho público esta noche, el club explica que "ambas partes han alcanzado un acuerdo para poner fin a la vinculación contractual que les unía desde el pasado mes de agosto hasta final de temporada. El Baloncesto Sevilla ha trasladado a Scott Roth su agradecimiento por el trabajo realizado en estos seis meses y le desea lo mejor en su trayectoria deportiva".
La última debacle del Baloncesto Sevilla, ayer en Lituania (100-78), en la tercera jornada del Last 32, ha paso a las esperadas decisiones para una reestructuración en el equipo que pueda provocar un punto de inflexión en la nefasta trayectoria del equipo, que ya tendra nuevo entrenador en el banquillo el domingo en Tenerife.
Finalmente, tanto José Luis Galilea, director general, como Fernando Moral, presidente del club, han logrado convencer al dueño, Jeffrey Meythaler, que sigue en Estados Unidos, de la necesidad de hacer los cambios necesarios. Meythaler es el único que tiene firma autorizada en la entidad para visar operaciones económicas como las que están en marcha.
Luis Casimiro, que acaba de dejar el banquillo de Fuenlabrada, y Óscar Quintana están entre los posibles sustitutos, y en cualquier caso, el perfil es de un entrenador español con experiencia.
Además de la salida de Roth es muy posible que también culminen los fichajes ya previstos, sea el del escolta neozelandés Kirk Penney o el del interior que debe cubrir la plaza vacante dejada por Dane Watts, y que eran una prioridad para José Luis Galilea, director general y deportivo de la entidad, desde hace semanas. El dirigente vitoriano defendía que antes de cesar a Roth, se le debía dar la oportunidad de tener los refuerzos pertinentes (y previstos desde hace dos meses), pero sin la autorización de Meythaler no ha sido posible. Y las once derrotas seguidas han sido una gran losa.
