La convocatoria de este curso para apuntarse al Plan de Calidad -que ofrece incentivos de 7.000 euros a los profesores que logren mejorar el rendimiento de sus alumnos- ha logrado sumar 180 nuevos centros escolares, de los cuales 138 son colegios de Infantil y Primaria y sólo 32 institutos de Secundaria, según datos de la Consejería de Educación. El resto son escuelas profesionales. Ni siquiera la crisis económica ha conseguido convencer a los centros de ESO para aceptar los incentivos. Apenas el 20% del total ha aceptado formar parte del programa estrella de la consejería.
Desde que se aprobó el Plan de Calidad, en febrero de 2008, ha habido tres convocatorias, la primera extraordinaria y las otras dos anuales. Pero el profesorado de Secundaria ha interiorizado su rechazo inicial al Plan, y no se les quita de la cabeza la idea de que la Junta "intentó comprarles" por esforzarse para que sus estudiantes salieran adelante y mejoraran sus notas. Algo que, pensaban ellos, nunca habían dejado de hacer. "El Plan de Calidad sigue siendo nuestra herramienta estrella, pero se explicó mal en su día y aún no hemos logrado que salga adelante en Secundaria", reconocen en la consejería.
Educación tardó casi un año en lograr que se aprobara la orden de incentivos, y después, azotados por el calendario electoral, le entraron las prisas por instaurarlo en las aulas. Empezaron a difundirlo mucho antes de que se cerrase la negociación, antes incluso de que se aprobara la Ley de Educación de Andalucía, y al final se publicó en el BOJA 24 horas antes de abrir el plazo para apuntarse a la primera convocatoria extraordinaria. En esa carrera contrareloj debió haber un catastrófico error de comunicación que aún no se ha olvidado, porque, a pesar de que los sindicatos de la enseñanza con más representación apoyaron el Plan, fueron los minoritarios, apenas sin voz ni medios, los que consiguieron movilizar a a los docentes en contra. Sobre todo en Secundaria.
El no frontal de los institutos se mantiene hoy día. El rechazo se produce precisamente en la etapa más dañada por la tasa de fracaso escolar (en torno al 32%), donde las administraciones educativas tienen puesto el punto de mira de la mayoría de sus políticas de renovación. Todos los planes de innovación que se desarrollan con subvenciones de la consejería se han integrado dentro del Plan de Calidad. Además, los incentivos ya no son sólo económicos. A los colegios que se adhieren al proyecto se les presupone un compromiso añadido, pedagógico y de gestión, y por ello la consejería les da prioridad a la hora de reforzar sus plantillas con personal de apoyo. Los centros andaluces con Plan de Calidad -en torno al 48% tras las últimas incorporaciones- son los primeros subvencionados y reforzados, pero también son a los que más se vigila y se corrige.
El Plan sigue siendo un puntal de la política educativa, pero la consejería ya no lo promociona en voz alta. El viceconsejero, Sebastián Cano, ha hecho una labor de difusión callada, visitando muchos colegios e institutos. La nueva consejera de Educación, Mar Moreno, ha intercedido en algunos frentes abiertos que tiraron del caballo a su antecesora (la reforma de las guarderías, el adelanto del curso...), pero ha mantenido una distancia prudencial respecto al Plan de Calidad. Ahora que su discurso principal está centrado en ensalzar la figura del profesor, los incentivos que fueron interpretados como un chantaje a los docentes son una patata caliente que nadie quiere aguantar demasiado en las manos. Aún así, la consejería se mostró "satisfecha" con la última convocatoria, porque consideran que "el programa no está estancado y sigue creciendo". "Hay un compromiso de evaluar el Plan de Calidad a los cuatro años y estableceremos las líneas de mejora que hagan falta", aseguran desde Educación.
Ahora los 180 nuevos centros incorporados serán preevaluados para determinar si sus propuestas de mejora son factibles y pueden participar del Plan.
