Los representantes del alumnado ven bien la iniciativa.
La Universidad de Sevilla quedó apeada del podium de las diez mejores universidades españolas el pasado noviembre. Fue entonces cuando el Ministerio de Educación truncaba las aspiraciones de la institución cinco veces centenaria negándole el sello de campus de excelencia y calificándola de "universidad prometedora". La Universidad de Málaga no consiguió siquiera pasar el primer corte, tan sólo arrancó del Ministerio de Innovación una mención tecnológica. Hoy, ambas instituciones académicas harán pública su propuesta común de campus de excelencia en la capital malagueña. Los meses de conversaciones han cuajado en el proyecto Andalucía Tech. El acuerdo se cerró en torno a la Semana Santa después de que la Hispalense hubiera mantenido negociaciones con otras universidades. Finalmente, la balanza se inclinó a favor de Málaga porque su propuesta era "más atractiva".
Sevilla y Málaga -que mantienen los agentes agregados (empresas y administraciones) que avalan su proyecto de excelencia- creen ahora que cumplen con los dos requisitos básicos de la convocatoria ministerial: la agregación y la especialización. El plazo para presentar candidaturas expira a final de mes.
El proyecto Andalucía Tech se centra en los avances tecnológicos en campos tan dispares como el aeroespacial o el de la comunicación. Uno de los mayores atractivos de la propuesta de Sevilla y Málaga es el hecho de que ambas trabajan estrechamente con los parques tecnológicos de Cartuja 93 (en el caso de la Hispalense) y el Parque Tecnológico de Andalucía (en el de Málaga).
A nadie se le escapa además que este paso -respaldado por la propia Junta, con la presencia hoy en la rueda de prensa del propio consejero de Economía e Innovación, Antonio Ávila- viene a acallar esas voces que fomentan los agravios comparativos entre ambas ciudades.
La Universidad de Sevilla quiere hacer borrón y cuenta nueva. Olvidar el mal trago que pasó al conocer que quedaba fuera de las mejores universidades españolas. Entonces la Hispalense, por boca de su rector, Joaquín Luque, no disimuló su enfado (con bronca soterrada incluso con el entonces vicerrector de Innovación Martín Soler).
La decisión fue considerada "un insulto, injustificado e injustificable". "El fallo -dijo entonces el rector en una entrevista con este periódico- es injusto desde el punto de vista científico y académico, y un error político". En dicha entrevista, Luque reconoció que no había negociado un proyecto de campus de excelencia conjunto -como fue el caso de la Universidad de Córdoba, una de las grandes sorpresas del concurso- porque su contexto es "completamente diferente al de Sevilla".
Aunque el rector admitió que competiría en este segundo intento, dejó clara una premisa: "Otra cosa es el entusiasmo con el que vayamos y la credibilidad de la convocatoria, que no será la misma". Hoy es el momento de comprobar -vía web, porque la presentación se hará en Málaga- con qué ánimo afrontan Sevilla y Málaga su reto de alzarse con el sello de campus de excelencia.
