No se ponen de acuerdo en si hay crisis. La Bolsa cae, el paro sube, la inflación interanual crece, la de enero baja, crecemos un 3,8%, más que la zona euro, y para 2008 un 2,7%, los que más. Ha habido una fuerte creación de empleo y las grandes empresas y bancos reflejan grandes beneficios. Un lío o alguien nos está liando. Habrá por tanto que recurrir a los signos visibles de la crisis. Por ejemplo, en una ciudad como Sevilla el consumo de cerveza habrá bajado lo suyo. Pues no, resulta que la Cruzcampo ha salvado, subiendo, las cuentas de su madre Heineken. Por lo que sé, la retirada de papeletas de sitio para Semana Santa no se está viendo afectada, tampoco la reserva de capirotes, industria autóctona aún no absorbida por la floreciente comunidad china y el abono de las tasas para la Feria tampoco se ha visto afectado para desesperación de los que esperan en la lista un despiste para que corra el turno.
Puesto en contacto con el sector, he podido saber que la reserva de chaqués para los próximos eventos cívico religiosos tampoco anuncia especiales dificultades; modistas y señoritos modistos cosen a destajo y sigue en previsión la habitual aglomeración de carritos en los híper que hábilmente rodean, sitian, la conurbación hispalense, la Gran Sevilla.
No creo que el asunto de los quesos en el seno del centenario equipo bético sea un signo de la crisis y mucho menos la persistencia de los repetidos trajes de caballero en todos los acontecimientos cívico electorales de estos días. Es verdad, se suelen ver los mismos trajes, con el solo tratamiento de zurrapa de café en las solapas, procedimiento casero tradicional, para evitar el brillo de tanto planchado. Sus portadores son una especie única, no son ni de izquierda, ni de derecha, son de todo. Su ideario es breve: la cosa está chunga y de lo mío qué.
