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Sin alternativas a la prostitución

La dificultad para encontrar un trabajo lastra la reinserción de estas mujeres: sóloun 15% de las que pasan por el centro Al Alba consigue un empleo.

el 14 mar 2010 / 21:15 h.

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El centro para la mujer Al Alba de Sevilla ofrece formación a las prostitutas que quieren dejar de serlo, aunque estudiar para encontrar un trabajo supone un camino incierto y difícil porque el éxito en la inserción laboral es sólo en torno al 15% de las mujeres que se forman.

El año pasado recibieron formación en ese centro 183 mujeres prostitutas, víctimas de trata o desigualdad social, la mayoría extranjeras (107). Sólo 26 hallaron empleo, el 14,2%. Un total de 14 trabajan en el servicio doméstico, nueve en ayuda a domicilio y tres en hostelería, y este año, como novedad, el Ayuntamiento de Sevilla se ha comprometido a dar empleo a 11 de estas mujeres.

"El trabajo es la única alternativa a la prostitución", subraya a Efe Marisa Cotolí, que dirige el centro Al Alba, gestionado por las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, orden creada en 1870 para ayudar a las prostitutas, con centros en 15 países y que en Sevilla ofrece formación desde hace 48 años.

Cotolí asegura con rotundidad que "ninguna mujer quiere ejercer la prostitución" y lamenta que en épocas de crisis es aún más difícil encontrar empleo para las mujeres.

De las 183 que atendieron el año pasado (de las que cinco eran diplomadas o licenciadas), 45 llegaron al centro por iniciativa propia, 52 tras el acercamiento que cada semana hace Cotolí en calles donde se ejerce la prostitución y en casas de citas y 73 tras la comunicación entre las mujeres. Para romper la baja tasa de inserción laboral, el Ayuntamiento incluye en su plan integral contra la prostitución un apartado específico y se ha comprometido con el centro a dar empleo en verano a 11 mujeres que siguen un curso desde octubre pasado para trabajar en la ayuda a domicilio, la limpieza y la hostelería.

Una de esas mujeres, de Europa del Este y con diez años de estancia en España, espera que con la formación y el posterior empleo pueda "ir para adelante y desarrollarme", y se muestra "muy agradecida" por la ayuda que está recibiendo. Esta mujer, que no reveló su identidad ya que algunos familiares suyos que viven en España ignoran que ha sido prostituta, espera centrarse en una actividad laboral que le atrae y poder regresar algún día a su país.

La directora del centro se queja de que sólo exista un compromiso de inserción laboral municipal y pide que se sumen a esta iniciativa otras instituciones y empresas privadas.

También lamenta que no encuentren salida laboral para mujeres "muy preparadas" cuya titulación no se homologa en España, como ocurre con dos enfermeras colombianas y otras que ya "han pagado su deuda": el dinero que les cobran por facilitarles la llegada a España (que puede alcanzar los 20.000 euros y al que se suma el alquiler de la vivienda), el cuidado de los hijos y el dinero que las mujeres envían a sus países, lo que les dificulta romper con la prostitución como forma de vida.

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