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Sin margen para recuperar las señas de identidad

El Sevilla, que ahora recibe a Barça y Valencia, ha tirado en sus dos últimas citas la solidez defensiva que le hizo despegar.

el 02 feb 2014 / 23:02 h.

Málaga CF - Sevilla FC. / Foto: EFE Reyes, durante el partido de Málaga (Efe) La buena racha que metió de lleno al Sevilla en la lucha por los puestos de Europa League –sigue a cinco puntos tras la derrota de la Real– e incluso provocó que Unai Emery reconociese que su idea era pelear por una plaza de Champions ha finalizado de forma abrupta. Dos derrotas consecutivas –frente a rivales de inferior potencial sobre el papel– han echado un jarro de agua fría sobre el equipo y la afición. La solidez que empezó a mostrar desde su visita al Estadio Cornellá-El Prat, a principios de noviembre, contrasta con la fragilidad actual. DE ROCA A CRISTAL. Aquel partido en tierras barcelonesas supuso un punto de inflexión. El Sevilla llegó a permanecer invicto ocho jornadas, en las que se enfrentó a Espanyol, Betis, Granada, Athletic, Villarreal, Getafe, Elche y Atlético de Madrid. Ocho partidos en los que encajó un total de seis goles. Es decir: el mismo número que en los dos últimos encuentros. Además, hay que recordar que visitó estadios como El Madrigal o el Calderón, además de jugar en casa contra Athletic (cuarto clasificado) y Betis. Meritorio, por tanto, ese trabajo colectivo que convirtió al Sevilla en una auténtica roca para sus adversarios, incapaces de derrotarlo. LOS BALONES LATERALES. ¿Qué ha ocurrido para que el Sevilla pase de ser un quebradero de cabeza a  convertirse en un rival al que se puede ganar e incluso golear sin necesidad de residir en la zona alta de la tabla? Contra el Levante fue dueño absoluto del balón, pero pagó cara su falta de puntería. Marcó dos goles y desperdició ocasiones claras para ampliar su renta, entre otras cosas por el partidazo de Keylor Navas o el larguero. Justo lo contrario que el Levante, que sí acertó cuando se plantó en las inmediaciones de Beto, logrando un gol de penalti y haciendo mucho daño con jugadas nacidas en las bandas –dos goles a balón parado tras sendos saques de esquina– que debieron encontrar bastante más oposición. También en La Rosaleda pagó caro el Sevilla su mala defensa de los balones laterales. El gol marcado por Samu (2-2) y el segundo de Duda (3-2) nacieron en las bandas. En esta ocasión no se trató de acciones con la pelota detenida, pero el Sevilla volvió a defender mal los centros. Resumiendo: cuatro de los seis goles encajados en los dos últimos encuentros llegaron desde los costados; los otros dos, de penalti. ADMINISTRAR LAS RENTAS. Otra gran carencia que se ha visto en las dos últimas jornadas es la incapacidad de conservar las ventajas en el marcador. Frente al Levante el Sevilla llegó a ir ganando 1-0 y 2-1, pero se dejó empatar dos veces e incluso vio cómo los granotas daban la vuelta al partido (2-3). Contra el Málaga ocurrió algo parecido: el Sevilla, que comenzó perdiendo, se puso por delante (1-2), pero luego le empataron e incluso asistió cariacontecido a la remontada local (3-2). Fue, no obstante, por una razón distinta: en La Rosaleda los de Emery dieron un paso atrás y su rival le puso cerco, mientras que contra el Levante siguió siendo dueño del balón y controlando el partido... excepto a nivel defensivo, su tumba a la postre. Marcar cuatro goles –dos de ellos a domicilio– y no sumar un solo punto demuestra que, pese a que el Sevilla sigue teniendo pegada, los equipos que defienden mal están condenados a perder. EMERY, LOS RENDIMIENTOS... ¿Debió jugar el Sevilla con tres centrales ante el Málaga, que sacó un solo punta y llegaba al choque con el agua casi al cuello? Es una de las preguntas que más debate genera tras la derrota. Sin Mbia ni Carriço, el equipo pierde consistencia, aunque el sábado hubo rendimientos individuales bastante pobres que tampoco ayudaron, más allá de las bajas. Emery, en cualquier caso, salió señalado por su planteamiento. Ahora llegan dos citas de gran dificultad. En especial, la primera, el duelo contra el Barcelona en el Sánchez-Pizjuán. Una semana más tarde llegará el Valencia. Urge recuperar las señas de identidad. Y ya.

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