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Sin traumas ni depresiones colectivas

Las noches mágicas y los títulos confundieron al gentío. Es hora de asumir la nueva realidad. Con Emery, el encargado de construir el armazón del mañana.

el 13 may 2013 / 00:06 h.

MÁLAGA-SEVILLA 12-13 Del Nido, en el palco presidencial de La Rosaleda. La muerte de Alfredo Landa ha descubierto un problema sideral en la España más auténtica. Emigrar a Europa es una pesadilla para el pueblo. El eslogan vente para Alemania, Pepe, del malogrado actor es una invitación moderna a la frustración. Angela Merkel, la Canciller alemana y encargada de recetar al Viejo Continente un Dolalgial de proporciones ingentes, es la culpable. El Sevilla de Unai Emery, solidario con su masa social, ofreció en La Rosaleda razones para no reservar billete de bajo coste en internet. Más barato será reunir en la mochila una colección de bocadillos y refrescos camino de la A-92 antes que cruzar los Pirineos en busca de la tierra prometida. Los títulos ocultaron la realidad de una entidad instalada en un carrusel de sonrisas y lágrimas durante décadas. Del Nido diseñó un plan modélico en el capítulo económico, reclutó a los mejores jugadores de la clase media y gobernó en la Europa de los modestos -la antigua UEFA- con autoridad. Ahora el panorama es otro. La realidad se ha impuesto con la crueldad de la rutina diaria. El Sevilla es un bloque digno. Dignísimo. Pero no suficiente para asaltar las plazas europeas. El nuevo plan es una invitación a digerir el cambio de ciclo. Sin traumas y con normalidad. Sin depresiones colectivas. No es un fracaso. Es una adaptación gradual. Del Nido venderá a sus joyas con el aplauso del sector sensato y las críticas de aquellos que operan con el corazón, Monchi fichará a talentos por descubrir y el Sevilla coleccionará anuncios ingeniosos para captar a sus clientes, los socios. Como a principios de la actual centuria. El conjunto de Nervión ha evolucionado hacia un concepto loable de fútbol gracias a la metodología de un técnico, Unai Emery, ideal para construir el armazón del mañana. Pero aún no es suficiente para acudir a la Europa League, aquel torneo que mostró el camino de la gloria una tarde de verano con Baptista en plan héroe. El rival era Osasuna y el Sevilla aún no había vivido las mágicas noches de Eindhoven y Glasgow, aquellas que confundieron al gentío con un nivel de exigencias desaconsejable. El jamón y las gambas han revolucionado el ácido úrico. Es hora de equilibrar el menú. Más racional. Más austero. Más realista. Sin traumas. Sin depresiones.

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