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'Soy partidaria de un azote, pero no de un bofetón espectacular'

Es escritora y profesora en la facultad de Ciencias de la Información en la Complutense. Combina estos trabajos con la labor de difusión de pautas útiles para que los padres puedan educar correctamente a sus hijos

el 16 sep 2009 / 03:36 h.

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¿Ahora se educa a los niños con demasiada permisividad?

-Sí. No hay nada más que observar lo que ocurre cuando comemos y cenamos en familia. En generaciones anteriores hablaban los adultos y los niños escuchaban, los niños aprendían de los adultos. Ahora a los niños en una mesa se les presta una atención desmesurada, son los adultos los que callan y dan prioridad a la opinión de un niño.

-¿A qué se debe este cambio?

-Educar bien exige fuerzo, esfuerzo, dedicación, energía ? Es más cómodo educar mal. No quiero decir que los padres tengan ganas de hacerlo mal, la mayoría intentan hacerlo lo mejor que pueden y saben.

-¿Se puede regañar a un niño cuando ha hecho algo mal?

-Se debe. Tenemos que preparar a nuestros hijos para saber afrontar la vida, con todos sus lados oscuros y golpes.

-¿Y castigar?

-También. Es la forma de conseguir que nuestros hijos se hagan responsables y aprendan la diferencia de sus caprichos instantáneos y aquello que les conviene, pero para castigar hay que ser coherente. Ambos cónyuges deben llegar a un acuerdo y mantenerlo. Hay que dar ejemplo y para ello tiene que haber reglas y límites.

-¿Qué opina del tan denostado cachete?

-Hay diferencias de matiz entre un bofetón espectacular y un azote. Yo soy partidaria del azote porque nuestros hijos fuera de casa también se van a llevar un golpe. Aprender que la vida es un eterno parque de atracciones donde todo tiene que ser divertido y fácil es utópico y además les estamos engañando. La vida es dura, difícil y fuera de casa hay golpes que van a recibir, entonces tampoco está mal dar un azote, no pasa nada.

-¿Es conveniente dar a un niño todo lo que pide?

-No porque fomentamos su inmadurez. Pensará exclusivamente en el tener (lo repite con insistencia tres veces) ... No en el hacer.

-¿A un niño hay que obsequiarle con regalos para que hagan lo que nosotros queremos?

-No. El premio va después del logro. Nuestros hijos han perdido un poco el placer de la conquista, porque se les da el premio antes. Entonces ¿para qué van a hacer nada? Hay que tener ganas de hacer las cosas, hambre de conseguir las cosas, el placer por la conquista.

-¿Hay grandes diferencias entre un niño y una niña?

-Sí, porque entre otras cosas cada uno se fija en el patrón de cada uno de sus progenitores de su mismo sexo.

-¿Qué es más difícil educar a un niño o a una niña?

-Hasta que alcanzan la adolescencia es parecido, pero en la adolescencia es más complicada la relación con una niña porque son más discutidoras, manejan mejor el lenguaje y entonces negocian todo. Los chicos son más proclives a hacer algo, a la acción, agarran la puerta y se van de casa. Son complicados los dos.

-¿Cuál es la edad más crítica de un menor?

-Ninguna es especial, pero la niñez es extraordinariamente importante, porque los adultos somos los niños que fuimos en muchos sentidos, deseamos lo mismo que cuando éramos niños: que nos quieran, acepten, hacer las cosas bien, que nos abracen. La adolescencia es más difícil porque nuestros hijos ya no nos obedecen y los amigos cobran mucha importancia en su vida.

-¿Los videojuegos son buenos para los niños?

-Tienen una ventaja sobre la televisión: exigen una respuesta por parte del niño. Sin embargo nuestros hijos tienen que aprender a relacionarse con otros seres humanos. Ahora con internet se relacionan con gente que no conocen y encuentran un gusto en ello porque no corren el riesgo de ser rechazados, como ocurre en la relación directa, la que hay que fomentar.

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