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'The Boss' sacude conciencias

Bruce Springsteen aplaude las movilizaciones ciudadanas ante la crisis desde Sevilla, donde abre su gira europea de Wrecking Ball.

el 12 may 2012 / 17:55 h.

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Bruce Springsteen es uno de los artistas norteamericanos más activos políticamente y se nota. En un encuentro con 60 periodistas de toda Europa en Sevilla, donde esta noche abre la gira europea de presentación del disco Wrecking Ball, se enfrentó a preguntas sobre la crisis económica global, las movilizaciones ciudadanas en Europa y EEUU y la política de Obama, que en noviembre afronta las elecciones. Y el Boss lo tiene claro: el movimiento Occupy Wall Street -el equivalente americano al 15M español que ayer celebró en la calle su primer aniversario- ha venido a "dar voz" a mucha gente que lo está pasando mal y no obtenía respuestas. Queda claro que Springsteen es un indignado más y utiliza su música para despertar conciencias sobre esas situaciones que "son cíclicas y siempre caen sobre las mismas cabezas". Sus canciones pretenden ser "universales" porque hablan de problemas de la gente que son iguales en todos lados.

 

Springsteen llegó ayer por la mañana a Sevilla y está sufriendo en sus carnes la ola de calor africano. "Sudo como un perro", reconoció tras tocar una decena de canciones en la prueba de sonido celebrada por la tarde en el Estadio Olímpico. Pese a todo, le gusta la ciudad, su clima y su público, aunque el día de hoy no prevé hacer turismo sino "descansar" para "poder dar lo mejor esta noche". Esta vez, además, su mujer Patti Scialfa, que suele acompañarle incluso sobre el escenario, se ha quedado en casa porque "la niña tiene instituto".

Vestido con vaqueros y camiseta negra de manga corta, el Boss apareció sobre el escenario poco antes de las siete. Ya le esperaban afinando sus instrumentos los guitarristas Nils Lofgren y Stevie Van Zandt -con su pañuelo al cuello y sus coloridas camisas-, el batería Max Weinberg, la violinista Soozie Tyrell y el resto de su E Street Band. Faltaba su inseparable gran hombre, el saxofonista Clarence Clemons, fallecido hace unos meses, cuyo testigo ha cogido su sobrino Jake. Durante el ensayo fueron continuas las charlas informales con las últimas directrices y las bromas que prueban la complicidad del Boss y su veterana banda.

Público improvisado. Temas de su último disco como We take care of our own, The death of muy hometown, Rocky Ground o Shackled and drawn se alternaron con clásicos como Waiting on a Sunny Day -durante la que se movió de un lado al otro del escenario y se acercó a la valla tras la que estaba la prensa- o Thunders Road, un anticipo de lo que suele hacer en los conciertos. Además de los periodistas -a los que saludó con un "Hola cómo están" nada más llegar-, contó con el improvisado público de un grupo de chavales del hotel del Estadio que se hicieron oír tras las cristaleras en una esquina elevada que da al recinto. "¿Alguna petición?", les preguntó Springsteen.

Y tras el ensayo, con mucho control de los momentos exactos en los que se podía grabar y hacer fotos, llegaron las preguntas de periodistas de España, Italia, Noruega, Dinamarca, Suecia, Francia, Finlandia o Gran Bretaña. Todos interesados en su opinión de los convulsos tiempos actuales. Su diagnóstico sobre la economía europea es bastante malo. "Si EE.UU está en recesión, Europa está en depresión". Cree que la austeridad no es la única vía para salir de la crisis y "países como Grecia o Francia ya se están dando cuenta" y, respecto a su país, sabe que Obama, al que en apoyó explícitamente, "puede haber decepcionado a gente" pero reconoce que venía de años difíciles y se alegra de que el descontento , que empezaba a ser canalizado por Tea Party, haya virado a la izquierda con Occupy Wall Street.


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