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Todo empezó en Nervión

el 09 sep 2011 / 09:52 h.

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En la esquina de Luis Montoto con Marqués de Nervión se instaló el primer Azafrán, allí se cuida la comida de estirpe andaluza, procurando que las materias primas sean autóctonas, eso que ahora los modernos llaman cocina de Km. 0, y tanto amor dio sus frutos, entre ellos un premio Martín Berasategui de tapas a su milhojas de tres quesos con pan de higos y cuajada de vino tinto.


En República Argentina lo castizo en la decoración deja su sitio a un local más actual, claro, luminoso, con anchas rayas blancas y azules y tonos tostados en las paredes, barra y mobiliario en tonos blancos rotos.
Azafrán Tapas tiene el sabor de las barras de calidad de antes, con el buen hacer de su encargado, Miguel Ángel Miranda, que lleva a sus espaldas un buen bagaje profesional en sitios de prestigio, y un equipo de profesionales de los que aún despiden con un "buenas tardes Don Emilio".

Pulcritud y limpieza, como cantan los brillantes cromados de la máquina de café. Cava de vinos, vitrina de postres, expositor de tapas frías, anaqueles con vinos, lástima del cante que da la deslumbrante máquina de tabaco del fondo. En la repisa de la barra, buenas botellas de aceite 1881, de Osuna, para los magníficos desayunos de la casa. Hay que probar el lomo que hacen ellos mismos.

De entrada unas bien aliñadas papas y aceitunas verdes. La carta de tapas es amplia y está en trámites, como los equipos de fútbol, de dar algunas bajas y fichar novedades para la nueva temporada. De las que se quedan un muy grato salmorejo con sus taquitos de jamón y huevo duro (2,50); dados de salmón marinados (2,80) de buena presentación y magnífica textura; calabacín relleno de queso y cangrejo (2,50), donde el queso le resta mucho sabor al resto; rollito de berenjena con pisto (2,50). Novedad será la unificación en todos los locales del guiso del día, entre otras sugerencias fuera de carta anunciadas en pizarra, que cuando estuvimos allí tuvimos la suerte de que fueran unos extraordinarios menudillos de pollo en salsa (2,80). En una esquina de la barra cuelgan buenos bellotas de Sierra de Sevilla, con su mesa de corte.

En la carta muchas opciones. Tostadas y tostones, como la extremeña de torta de la serena con nueces (2,60), o la francesa de hígado de pato fresco con crema de calabaza (5,80). Chacinas y quesos. Fritos, extraordinarios los taquitos de corvina al limón (10,00). Ensaladas, revueltos y salteados, como los huevos rotos con chistorra y jamón (12,00). Arroces, el del señorito de langostinos y corvina (13,00) y el muy sugerente marismeño con habitas, setas e ibéricos, que junto con las carnes que se proponen en la carta, urgen a pedir alguno de los tintos de la lista, como el riojano Luis Alegre, por copas. Ya por botellas la gama se amplía: Muga (21,00), Viña Alberdi (18,00), Emilio Moro (28,00), Yllera (14,00). Pero también podemos optar por blancos: Privilegio del Condado (10,00), K-Naia Verdejo (12,00) y hasta Lambrusco, Crestissimo (9,00).

Los postres son de elaboración propia casi todos (3,50), como los piononos de crema, pudin de pasas al Pedro Ximénez o el flan de turrón.
Buena esquina con la boca del metro en la puerta, un éxito de público y un gran ambiente.

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