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Torrijas como las de antaño

Incienso, marchas procesionales y torrijas. La Semana Santa llegó ayer a La Fontana, la residencia de ancianos que la Fundación Gerón tiene en Brenes y los mayores prepararon con sus propias manos dulces típicos en una actividad que les sirve de terapia y, sobre todo, los acerca al mundo.

el 15 sep 2009 / 01:36 h.

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Incienso, marchas procesionales y torrijas. La Semana Santa llegó ayer a La Fontana, la residencia de ancianos que la Fundación Gerón tiene en Brenes y los mayores prepararon con sus propias manos dulces típicos en una actividad que les sirve de terapia y, sobre todo, los acerca al mundo.

Lo primero: decidir los ingredientes. Luego, elegir entre usar miel y azúcar, quién será el que empape el pan en el vino y convencer a los improvisados cocineros de que sin delantal y gorro "no se entra en la cocina". En La Fontana la jornada arrancó ayer, como cada día, a las siete y media de la mañana. Pero tanto los cuidadores, como los residentes y sus familiares vivieron este día como algo especial.

"El que no puede cocinar va indicando cómo se hacen las torrijas", explica Miriam Navarro, directora del centro. Para ellos "es todo un orgullo preparar la merienda para sus familiares y para nosotros", asegura. Y es que esta actividad, que se desarrolla desde que Gerón abrió la residencia en el 2002, forma parte de la terapia "porque les ayuda a recordar olores y sabores" y también les permite participar junto al resto de la sociedad en esta festividad tan señalada.

Reunidos en torno a una misma mesa, hay quien se queja, quien se afana en ser el primero en probar los ricos dulces y quien va recitando de memoria las recetas heredadas de madres y abuelas. Algunos no habían cocinado nunca, pero la mayoría conoce una y mil maneras de preparar las torrijas, el dulce más típico -junto a los pestiños, que también hicieron- de la Semana Santa en la provincia.

Un grupo de trabajadores y voluntarios del centro que gestiona la Fundación Gerón se encargan de supervisar todo el trabajo. Al frente de todos, Fina Durán, la cocinera de la residencia desde hace cuatro años, que reconoce que ha "aprendido a hacer las torrijas con las recetas de los abuelos" y cuyo mayor empeño es "evitar que se rompa el pan antes de que podamos llevarlo a la freidora".

Además de participar activamente en la cocina, otro de los pasos fundamentales de la terapia es el contacto con los demás. Por eso, La Fontana ha organizado para hoy una merienda de puertas abiertas a las que acudirán familiares, voluntarios y vecinos que quieran sumarse a esta actividad con los mayores del pueblo.

En los próximos días, además, está previsto que los residentes realicen una ofrenda floral en a las imágenes de las distintas hermandades de Brenes en sus templos.

Desde que abrió sus puertas, La Fontana es el hogar de 17 ancianos que están a cargo de una plantilla de 12 trabajadores que desarrolla diversas terapias a través de talleres, Otros cinco mayores participan en la unidad de estancia diurna del centro.

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