Un equipo de la Universidad de Córdoba espera la patente del proyecto de fin de carrera de dos alumnos: un aparato que facilita la vida diaria en el entorno doméstico a las personas con discapacidad. Con la tecnología domótica y un pulsador, reduce la barrera que entraña para ellos el uso de su propia casa.
Encender una lámpara, abrir una puerta o levantar una persiana son acciones que cualquera puede realizar con el mínimo esfuerzo, sin embargo en silla de ruedas o postrado en una cama nada es tan sencillo.
El dispositivo, desarrollado por los estudiantes de Ingeniería Electrónica Miguel Ruz e Inmaculada Caballero, consiste en una pantalla en la que aparecen sucesivamente las habitaciones de la casa y un pulsador universal que permite seleccionar la deseada. Después aparecen uno a uno los electrodomésticos que contiene y se puede elegir el que el usuario quiera manejar. El sistema funciona por radiofrecuencia, lo que permite que el usuario no tenga que estar orientado al objeto a controlar, una ventaja respecto a los infrarrojos con los que, por ejemplo, funciona el mando a distancia del televisor.
El dispositivo emplea la tecnología domótica, que convierte una casa normal en inteligente al poder manejar los electrodomésticos desde un solo lugar. Las viviendas domotizadas se controlan normalmente con un mando a distancia convencional, sin embargo el nuevo dispositivo se maneja sólo con un interruptor al que puede añadirse un accesorio para adaptarlo a cada discapacidad.
El invento no necesita instalación, pues funciona utilizando el propio equipamiento eléctrico de la vivienda. Tan sólo hay que conseguir un estándar 10X, unos enchufes especiales que se conectan a los normales.
La idea surgió de tres profesores de la Universidad de Córdoba que dirigieron el proyecto de estos dos alumnos. José Antonio Ramos y Carlos de Castro trabajaron para la Asociación para la Promoción del Minusválido en Córdoba, dedicada a la adaptación del hogar para personas con discapacidad. El profesor de Edificios Inteligentes Cristóbal Romero, por su parte, pasó a formar parte de un departamento de investigación en domótica. Fusionando ambas especialidades surgió la idea de adaptar la domótica a las minusvalías físicas, propuesta para su desarrollo a los dos alumnos.
Hace un año el equipo solicitó la patente y espera recibirla durante 2008 aunque, según Romero, puede llegar a tardar cinco años. El coste de fabricación se sitúa entre los 100 y 200 euros. Lo más caro es el sistema de enchufes 10X, que en función de los aparatos que se le subordinen, podría rondar los 600 euros. Aunque hubo un contacto inicial desde la Junta, no concretado, el profesor Romero ve difícil la comercialización porque "la mayoría de las familias con discapacitados emplean las ayudas públicas para la atención personal y descuidan la adaptación del hogar".
