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Un hombre pierde su empleo tras donar un riñón a una vecina

el 18 abr 2011 / 16:46 h.

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Costal en mano y preparado para sacar a hombros a la Virgen de la  Salud, un costalero de la capital hispalense, José Antonio López, ha  asegurado sentirse "orgulloso" de haber donado un riñón a su vecina  aunque después de la intervención se haya quedado sin su puesto de  trabajo.  

Así lo ha señalado López a Europa Press Televisión minutos antes  de formar cuadrilla ante la Parroquia de San Gonzalo, al tiempo que  ha explicado como "de la noche a la mañana" a su vecina Rosario -o  'Chari', como él prefiere llamarla- "se le quedaron parados los  riñones y entró en diálisis".

En un primer momento, el marido de Rosario "se presentó como  futuro donante", si bien resultó que no era compatible con su mujer.  Así que, sin pensárselo dos veces y debido al "grado de amistad" que  une a este costalero con Rosario, decidió donar su riñón.  

Además, su vecina estaba viviendo una difícil situación porque  "llevaba nueve o diez meses en diálisis" y no mejoraba, por lo que se  aventuró a "dar el paso", apoyado por su familia y amparado por su  virgen, la de la Salud.

Este costalero, de 44 años, hermano de San Gonzalo y padre de  familia, no podía saber que su empresa lo iba a poner "en la calle"  tras la operación. "La empresa a la que pertenecía fue la tercera en  enterarse de este paso que iba a dar, y al principio me dieron la  palmadita en la espalda y la enhorabuena, pero al cabo de unos meses  me pusieron entre la espada y la pared", ha asegurado.

UNA RECOMPENSA "INJUSTA"


Finalmente, no sólo fue José Antonio el que perdió su puesto de  trabajo, sino que, junto a él, más de 100 empleados quedaron en  situación de desempleo tras presentar la empresa en la que trabajaban  un expediente de regulación de empleo (ERE). "Me pusieron al  principio entre la espada y la pared, pero después nos echaron a  todos", ha reiterado, al tiempo que ha lamentado lo "injusta" que es  la vida cuando, en recompensa a lo sucedido, se ha quedado sin  trabajo.

No obstante, ha admitido sentirse "orgulloso" de haber podido  ayudar de este modo a su vecina, sobre todo ahora que se encuentra  "perfectamente". "Cuando veo que come lo que no podía comer antes  -de la intervención, debido a su enfermedad- es un orgullo", ha  insistido.

Ahora, y después de dos años sin poder sacar a hombros a la Virgen  de la Salud -uno por la intervención, otro porque el mal tiempo no  lo permitió-, ha podido procesionar bajo el paso de palio "con mucha  ilusión".

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