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Un momento de cordura y valentía

La aceptación de la realidad es el paso fundamental, e imprescindible, para hacer frente a los problemas. Y hasta ahora, cuando menos a nivel oficial, no se había reconocido una realidad, y es que estamos atravesando una crisis económica de gran envergadura...

el 15 sep 2009 / 04:07 h.

La aceptación de la realidad es el paso fundamental, e imprescindible, para hacer frente a los problemas. Y hasta ahora, cuando menos a nivel oficial, no se había reconocido una realidad, y es que estamos atravesando una crisis económica de gran envergadura, en la que se han dado cita los problemas de liquidez del sistema financiero y el frenazo del sector de la construcción, la caída del consumo y el repunte de la inflación. Como es lógico, todo ello con interconexiones múltiples, en las que, salvo casos muy privilegiados, queda atrapada la mayor parte de nuestro tejido social. Es decir que esta situación la padecen grandes, medianos y pequeños. Unos, lo notarán a la hora de abordar la financiación de una operación empresarial, otros cuando se planteen el cambiar de coche o planificar las vacaciones, y también los que se encuentran con el problema de llenar el carrito del supermercado.

Probablemente, la celebración de las elecciones generales y autonómicas andaluzas el pasado 9 de marzo, ha retrasado el reconocimiento de esta crisis que, desde el otoño pasado se venía previendo, y se hacía ya ostensible desde primeros de año. Lo que pasa es que la realidad, por mucho que intentemos volverle la espalda, al final acaba imponiéndose, que es lo que ha pasado ahora. Pero ya hemos perdido unos meses preciosos en los que habría sido importante el haber tomado una serie de medidas destinadas a paliar los efectos de esos nubarrones que se veían en el horizonte. Pero en vez de eso, estábamos enzarzados en un cruce de promesas electorales que, a sólo tres meses ya resultan risibles.

Pero nunca es tarde, y tanto los responsables económicos a nivel nacional como regional, han modificado, a toda prisa y a la baja, las previsiones de crecimiento, y anuncian una hoja de ruta para hacer frente a los problemas de lo que hasta ahora era suave desaceleración y se ha convertido en crisis.

Ante esta aceptación de la realidad, que no es tremendista, ni puede ser optimista, lo que queda es la urgencia en las actuaciones, que tienen que ser de clara ayuda a los sectores empresariales más afectados. Por ejemplo, la construcción que necesita de inversión en el sector público, suelo barato, reactivación del crédito y promoción de viviendas protegidas. Y por otro lado, medidas fiscales que dejen más dinero en manos de las economías familiares, para evitar la caída del ahorro y el consumo. Por supuesto, que no hay recetas milagrosas ni soluciones simples a problemas complejos.

Pero desde la aceptación de que atravesamos circunstancias difíciles, todos, es decir, Gobierno, oposición y agentes sociales y económicos, tienen que ser conscientes de que lo que se haga ahora mismo, no dentro de un año, nos puede hundir o nos puede salvar. Y, sin tintes épicos, éste es un momento de cordura y valentía.

Periodista

juan.ojeda@hotmail.es

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