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Un policía unido a su comisaría

Rotulan la calle de acceso a la sede policial de Sevilla Este con el nombre de l fallecido inspector jefe Paco Aragón.

el 14 dic 2011 / 21:40 h.

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Ángela Terrón con sus hijos Jorge (izquierda), Beatriz y Francisco, bajo el rótulo de la calle.

La calle por la que se entra a la comisaría de Sevilla Este sirve desde ayer de homenaje a uno de los policías nacionales que mejor recuerdo han dejado en el barrio, cuyos vecinos pidieron que se rotulara con el nombre de Francisco Aragón Álvarez, Paco Aragón, como lo llamaban quienes lo trataron durante sus 34 años como policía, 28 de ellos en Sevilla.

Aragón falleció hace cuatro años y su viuda ni siquiera sabía que las asociaciones del barrio habían solicitado esa distinción. "No sabía que lo habían pedido, me llamaron la semana pasada para decirme directamente que le habían concedido la calle", explicaba Ángela Terrón, que acudió a la inauguración del rótulo con sus tres hijos, Francisco, Beatriz y Jorge. Los dos varones quieren presentarse a las próximas oposiciones de la Policía Nacional.

"No hablaba mucho del trabajo en casa, sólo por encima", recordaba ayer Ángela, que sin embargo destacaba que tenía muy buena relación con su compañeros de comisaría, que ayer arroparon el acto, al que asistieron el subdelegado del Gobierno en Sevilla, Faustino Valdés; el número 2 de la Jefatura de Policía en Andalucía Occidental, Juan Santano; el comisario de Sevilla, Juan Rojo, y el delegado de Seguridad del Ayuntamiento de Sevilla, Demetrio Cabello, policía nacional en excedencia que también coincidió con Aragón en Sevilla.

El inspector jefe fallecido, nacido en Granada, ingresó en la Policía en 1974 con Madrid como primer destino y recaló en Sevilla en 1980. Estuvo adscrito a diversas brigadas hasta llegar a la Unidad de Investigación del entonces distrito Este-Torreblanca, del que se convirtió en jefe de Investigación en 1998, para más tarde ser nombrado jefe operativo. Su estrecha relación con los vecinos llegó de la mano del tipo de delitos que tenía que resolver: hurtos, robos, tirones y algún caso de pequeño tráfico de drogas, que durante los años de más delincuencia eran la preocupación constante de las entidades del barrio. Aragón tenía dos cruces al mérito policial y más de 60 felicitaciones públicas por su labor.

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