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Una corona de fe y solidaridad

Asenjo apela al Año de la Fe y a la necesidad de estar “con quien lo está pasando mal”.

el 12 oct 2012 / 19:46 h.

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Escenario levantado en la Plaza de España para la coronación de la patrona, donde se instalaron más de 2.500 sillas.

A las siete de la tarde se producía el feliz acontecimiento. Monseñor Asenjo accedía al paso de palio por una de las escalerillas laterales para imponerle las coronas a la Virgen del Castillo y a su Divino Niño. Lebrija estallaba de alegría al ver coronada a su patrona después de un intenso año de actos y el esfuerzo de tantos hermanos y vecinos.

En el recuerdo, la memoria de Francisco Ferreira Ruiz -su familia apadrinó el acto junto a las hermanas concepcionistas franciscanas y a la hermandad de la Esperanza de Triana-, que fallecía hace sólo una semana. Su hija, Inmaculada, encargada de entregar la corona al arzobispo, no podía ocultar su emoción: "Él seguro que lo está viendo desde allá arriba", confesaba con la voz entrecortada después de dos horas de celebración religiosa que siguieron miles de personas -entre ellas 200 mujeres ataviadas con mantillas- en la Plaza de España.

Un escenario montado para la ocasión reproducía uno de los arcos de la ermita coronado por almenas con la leyenda Reina y Madre. Hasta allí llegó sobre las seis de la tarde la Virgen del Castillo desde la ermita sobre el palio que habitualmente saca en la estación del Jueves Santo. El arzobispo de Sevilla recordó en su homilía la importancia del Año de la Fe -recién inaugurado por Benedicto XVI-, así como el rango de coronación pontificia: "Que a partir de hoy la Virgen tenga un lugar de privilegio en nuestras vidas. Que el amor que le tenéis se traduzca en un gesto de amor con quienes lo están pasando mal en estos momentos", afirmaba un sonriente Asenjo, que quedó sorprendido por la cálida acogida que le fue dispensada.

Las palabras del hermano mayor fueron el mejor resumen de una tarde "esplendorosa". En su intervención final agradeció el trabajo de todos: "Estamos muy orgullosos, pues se ha volcado el pueblo entero. La fe nunca ha abandonado a quienes desde hace tiempo han trabajado por tu coronación pontificia", señalaba José Ángel Tejero. Manoli, una oficial de junta, aclaraba que la cosa no terminaba ayer: "Ahora empieza nuestro trabajo, pues la corona más grande que pueda recibir nuestra Madre es la obra social dedicada a Alpred y su labor con los más desfavorecidos".

La Virgen del Castillo al igual que la Esperanza de Triana hace 28 años recibía la coronación pontificia. Ello llevó a muchos hermanos de la calle Pureza hasta la este municipio. Entre ellos, el hermano mayor trianero, Alfonso de Julios-Campuzano, que subrayó la importancia de este día inolvidable: "En esta tarde llena de emoción mariana, el barrio entero [por Triana] se ha sentido unido a Lebrija". La presencia trianera era evidente en el palio, donde la patrona lucía el manto procesional que en 1994 bordó Manuel Elena Martín.

Minutos antes de las nueve de la noche empezaba a moverse el palio. Los repiques de campanas de los templos cercanos vaticinaban una noche-madrugada de júbilo. La Virgen del Castillo, ya coronada, se adentraba por las calles de la ciudad a los sones de Esperanza de Triana Coronada y Patrona de Lebrija Coronada desatando la locura. Le esperaba el cariño de vecinos, hermanos "y otros muchos venidos de la provincia de Cádiz", como indicó la alcaldesa. Por delante quedaban aún muchas horas de este 12 de octubre que ya ha pasado a la historia.

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