El hermano mayor, Alfonso Lozano, no cabía ayer de gozo. En una mano, la vara dorada. Y en la otra, Cristina, que a punto de cumplir un año vive su primera estación de penitencia como monaguilla en los brazos de su papá abriendo bien las pupilas para empaparse de todo lo que ocurría a su alrededor. Con casi 400 nazarenos en el cortejo, el Dulce Nombre de Bellavista cumple su quinta estación como hermandad de penitencia. "Este año se estrena el banderín de la juventud, tres cartelas para el misterio, un avance del tallado y nada más, porque este año estamos repartiendo comidas como no te puedes imaginar". La necesidad aprieta en Bellavista y la hermandad del barrio está al lado de los más necesitados.
Hasta la parroquia del Dulce Nombre se fue ayer el pregonero, Fernando Cano-Romero, para asistir a la salida del Señor Cautivo de la Salud y Remedios, la imagen que él donara a la hermandad un ya lejano 20 de octubre de 1970. Por la vinculación con la cofradía del Dulce Nombre de San Lorenzo, madrina de la de Bellavista, el Cristo maniatado luce este año la túnica granate de Jesús ante Anás. "No le va a quedar bien, si son hijos de un mismo padre (Castillo Lastrucci)", refiere el pregonero. Fernando Cano-Romero toca el martillo a la salida de ambos pasos. "Cuadrilla, lleváis lo mejor que tiene el pregonero y se lo regaló a Bellavista". El pregonero no puede disimular la emoción antes de la salida del Cristo. "Yo lo he visto salir desde que salía en un pasito de tablitas y sin misterio". Él es "el culpable de que en Bellavista se reparta Salud y Remedios todos los Viernes de Dolores", como pregona el capataz. Exornados con claveles rosa dulce nombre, el palio también sale a la calle por el pregonero y su familia. Y en su honor, sin Himno Nacional, suena Coronación de la Macarena, la marcha familiar del pregonero.
