Antes de que acabe el año, la Consejería de Educación habrá sacado a la luz una normativa que regule el uso de las bibliotecas escolares y el peso específico de la lectura en el currículum de Primaria y Secundaria. Recuperar el hábito lector de los alumnos es el gran caballo de batalla en estos momentos, o el talón de Aquiles. La administración usa indistintamente ambas metáforas para subrayar la importancia de la lectura en el aprendizaje del niño. "Es el hábito esencial para el éxito escolar", dijo ayer el consejero Francisco Álvarez de la Chica.
Desde hace cuatro años, los alumnos de Primaria dedican 30 minutos diarios a la lectura, y los de la ESO tienen dos horas obligatorias a la semana en 1o y una en 2o para leer en clase, en cualquier asignatura, no sólo en Lengua y Literatura.
Esta política de lectura obligatoria se incluyó en el sistema cuando las primeras pruebas de diagnóstico y el informe Pisa constataron las escasas competencias lingüísticas del alumnado andaluz. La conclusión fue que si los jóvenes no entendían el enunciado de un examen, ¿cómo podían mejorar su nivel? Al consejero le preguntaron ayer si la nueva ley aumentará el tiempo de lectura. No lo dio por hecho, pero dijo que le parecía "razonable".
De momento, se sabe que el Plan de Lectura y Bibliotecas expiró el curso pasado y no ha sido prorrogado. Lo sustituirá la normativa nueva, que hará que la lectura ya no dependa de un proyecto voluntario al que los colegios podían apuntarse, sino de un reglamento genérico que todos deben incluir obligatoriamente en el Plan de Centro (diseño pedagógico de la escuela).
La Agencia de Evaluación Educativa prepara un informe que compara el nivel de comprensión oral y escrita de los alumnos en los colegios que tenían plan de lectura y los que no. Pero si la consejería ha optado por crear una norma obligatoria para la lectura es porque la implantación de programas voluntarios ha dado resultados desiguales. "En la práctica no se ha aplicado en todos los centros", admitieron fuentes de Educación a este periódico el pasado mes de mayo.
En mayo, la consejería organizó un congreso en Granada del que salió un documento marco con las primeras propuestas para elaborar la normativa de lectura y bibliotecas escolares. El documento, por ejemplo, incluía a un coordinador por escuela que se encargará de analizar las prácticas de lectura y escritura en la biblioteca escolar, incorporará el uso de las tecnologías, seleccionará los libros y decidirá el tiempo que se dedicará a la lectura en cada asignatura.
