Cultura

Una obra en la que el público decide el final llega al Quintero

Marcelo Casas protagoniza la comedia ‘Por los pelos' bajo la dirección de Cesáreo Estebánez.

el 10 oct 2011 / 20:23 h.

El Teatro Quintero trae a Sevilla a una obra singular en la que el público tendrá la oportunidad de decidir su desenlace. Por los pelos es una comedia escrita por el fallecido Paul Pörtner, dirigida por Cesáreo Estébanez e interpretada por los actores Marcelo Casas, Jesús Cabrero , Pilar Barrera, Juanjo Pérez Yuste, Eva García-Vacas y Pablo Paz, y producida por Marcelo Casas.

Tras su éxito por todo el mundo ha permanecido un año en cartel en Madrid y ha sido vista por más de nueve millones de espectadores. Según indica el teatro sevillano en nota de prensa, Por los pelos se basa en un texto escenificado del escritor y psicólogo Paul Pörtner para estudiar la reacción de la gente ante la percepción de unos hechos concretos. La obra es una combinación de teatro, humor, intriga, drama y participación del público, el cual es decisivo en su desarrollo y desenlace.

Los espectadores mandan en la representación, obligan a los actores a improvisar e incluso deciden el final. Así pues, Por los pelos le ofrece al espectador la oportunidad de ser autor y actor de la obra. El título hace alusión al lugar donde se desarrolla la acción: un salón de estética unisex (Tony's) regentado por el estilista gay Tony Luján (Marcelo Casas), donde trabaja junto a su ayudante Alicia Martos (Eva Garcia-Vacas). Llegan los clientes: Nicolás Romero (Juanjo Pérez Yuste), López, un anticuario (Jesús Cabrero), Miguel Torres (Pablo Paz) y la elegante Sra. de la Mar Serena (Pilar Barrera).

Todo transcurre con normalidad, "la normalidad de esta peluquería", donde entre cortes de pelos, cotilleos, champús y suavizantes, su extravertido dueño juega a ser una diva del cine ante su sorprendida clientela. De repente, un grito. Se ha cometido un asesinato. Peluqueros y clientes tienen algún motivo para haber cometido el asesinato, por lo que todos se convierten en sospechosos y los espectadores en los únicos testigos. El comisario abre el espectáculo al público. Se trata, en resumen, de acompañar al jefe de la Policía en sus pesquisas para descubrir al culpable, compartir sus hipótesis y disentir de ellas o confirmarlas, sospechar e intuir. El comisario propone a los espectadores que planteen las cuestiones que consideren oportunas y que voten quién es el asesino. Así "sin despeinarse", el público se convierte en protagonista, por lo que cada representación puede tener un final distinto.

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