El lunes, la muerte del brigada del Ejército Luis Conde a manos de ETA reforzó la unidad de todos los demócratas frente al terrorismo. Ayer, día en que el asesinado recibió sepultura, se volvió a escenificar esa unidad. A las 10.30 de la mañana, en un ambiente íntimo y emotivo, comenzó el funeral en la Academia de Artillería de Segovia, en silencio y con poca afluencia de público.
El brigada fallecido el lunes en el último atentado mortal de la banda terrorista con coche bomba fue condecorado con la Medalla al Mérito Militar, con distintivo amarillo, entregada a título póstumo por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Previamente, fue oficiado el funeral, presidido por el obispo de Segovia, Ángel Rubio, y concelebrado por ocho sacerdotes entre los que se encontraba el capellán castrense, Luis Emperador. El féretro con los restos mortales del militar, cubierto con la bandera de España y la gorra del uniforme, se encontraba frente al altar, donde fue llevado a hombros por varios compañeros del fallecido mientras sonaba el himno nacional.
A la derecha estaban la viuda, María Lourdes Rodado, que se encontraba con su marido en el momento de la explosión del coche activado por los terroristas, así como el hijo del matrimonio, Iván Conde Rodado, alumno de la escala básica de suboficiales de la misma academia donde estaba destinado su padre. Junto a ellos se encontraban otros familiares, como los padres del militar, Alfonso Conde y Estrella de la Cruz.
Durante la celebración del funeral, que tuvo lugar en la intimidad por deseo de la familia, el obispo recordó que el terrorismo no sólo causa graves daños físicos y económicos sino un grave deterioro moral y suplicó que desaparezca esta lacra y todo germen de violencia. La viuda y su hijo estuvieron en todo momento agarrados de la mano, provocando momentos llenos de gran emotividad. Después del funeral se celebró un homenaje a los militares fallecidos en acto de servicio, en el que se entonó el himno La muerte no es el final, a la vez que dos cadetes depositaban una corona de flores ante el féretro con escarapelas con los colores nacionales y la inscripción del Ministerio de Defensa.
Sin fisuras. Mientras tanto, el Congreso de los Diputados volvió a escenificar la unidad contra ETA. El pleno de la Cámara Baja comenzó ayer por la tarde con una declaración institucional de condena por el atentado de Santoña leída su presidente, José Bono.
"Está Cámara se solidariza con las Fuerzas Armadas, con los policías vascos heridos y con las personas que ahora o en el pasado han sufrido más de cerca la sinrazón terrorista", dijo. La misma unidad se trasladó a las calles de toda España, donde las muestras de solidaridad fueron constantes.
Miles de ciudadanos se concentraron en silencio ante los ayuntamientos para condenar el atentado. Durante las concentraciones, convocadas por la FEMP, se guardaron cinco minutos de silencio en recuerdo del brigada asesinado.
