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¿Vamos a la Urbión?

La tradición cervecera y la esencia del tapeo andaluz por excelencia se dan cita en este conocido establecimiento.

el 11 feb 2011 / 08:56 h.

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Los dueños de la Cervecería Urbión decidieron abrir las puertas de su establecimiento un día 22 de diciembre de hace ya unos años ¡el día de la lotería de Navidad! con la intención de que les tocara el gordo…

¡Y así ha sido! Después de tanto tiempo se consolida como centro neurálgico para los vecinos y no tan vecinos de la zona. Un lugar modesto en el barrio del Plantinar (en la barriada de Nervión), en una bocacalle de Ramón y Cajal, allí se encuentra este espacio de gran éxito. Es amplia y despejada, con mesas altas en la calle, donde tomar el sol es una verdadera delicia en los días de frío invierno y en los de primavera.

Si tienen suerte de pillar mesa, han triunfado. Porque, están rifadas ¡el lleno está asegurado! En sus vitrinas podréis encontrar de lo mejor en marisco. entre otras delicias, mejillones gigantes, pulpo, huevas de maruca o de merluza, anchoas, gambas, queso en aceite, banderillas o mojama… Tradicional su forma de presentarla (mojama): con su chorreón de aceite, por supuesto, y con unas almendritas tostadas, que si las toman enrolladas se convierte en un sabor único.

Especialista en bacalao, las pavías o soldaditos, las lagrimitas o el taco de bacalao frito, desalado justamente de fritura perfecta, crujiente por fuera y sabroso por dentro, lascas blancas que se deshacen al trincharlo (tapa 1,75 euros). Seguro que se arrancan a pedir otra cerveza (de 1,10 a 2 euros). El pulpo, tierno, fresco, acompañado de su buen aceite oliva y su pimentón de la jara. También lo pueden acompañar de una manzanilla de la casa o de un vermú del condado con sifón.

¡Tradición pura! La carne mechá con cominos y el choricito picante, también son buenos alternativos, pero les advierto: ¡cuidadito con el choricito, que pica una jartá!

La Urbión es una opción más de las muchas que pueden encontrar en cualquier barrio de Sevilla. También apetece lo de antaño, lo tradicional… Recuerdos de esas bodegas de barrio con olor a vino. ¡Sí, ésas! Las de esquina de toda la vida… Donde el abuelo se tomaba el chato de vino y nosotros el refresco con pajita, con las tiras de bacalao o los altramuces si no caían las aceitunas recién machacás y aliñás por derecho.

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