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Viajando al mundo de los monstruos

el 26 ago 2010 / 06:55 h.

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Las vueltas que un proyecto puede dar hasta terminar en la gran pantalla son tantas y tan diversas que necesitaríamos un libro entero para poder cubrir los entresijos del funcionamiento de la industria norteamericana del cine. Como ése no va a ser el caso (y seguro que algún otro estudio habrá por ahí que se ocupe de tales menesteres), centremos nuestra atención en el largo proceso de gestación que esta Predators ha sufrido hasta poder transformarse del papel al celuloide.

Y para ello tenemos que remontarnos a 1992, año en el que Robert Rodríguez estrena su ópera prima, la simpática El mariachi, una cinta de dispares resultados artísticos que sirvió al realizador mexicano como carta de presentación en Hollywood abriéndole, gracias a algunas de las innovadoras propuestas visuales que planteaba, las puertas de los grandes estudios.
Mientras preparaba la que sería primera secuela (aunque casi se podría hablar de secuela-remake) de su cinta, Desperado (sí, ésa en la que Antonio Banderas disparaba sus pistolas con efecto), el inefable Rodríguez se ponía manos a la obra con el primer esbozo de una nueva secuela para Depredador, que presentaría a Twentieth Century Fox al poco tiempo.

Pero la productora, tras el fracaso comercial que supuso la segunda entrega de la saga, no se mostró muy proclive a gastar el desorbitado presupuesto que Rodríguez proponía con el filme, y prefirió, como habrá pasado con tantos y tantos proyectos, guardarlo en un cajón en espera de que las circunstancias fueran más idóneas.
Saltemos ahora 15 años en el tiempo. Robert Rodríguez se ha ido labrando un cierto nombre dentro del variopinto panorama del Hollywood actual gracias a la labor que viene desarrollando desde hace una década con sus Troublemaker Studios (en los que el realizador hace de todo, desde guiones a efectos especiales, pasando por música o edición de sus películas). Y decimos cierto porque, si bien es el responsable de haber llevado a la gran pantalla la estupenda Sin city, también lo es de esos esperpentos cinematográficos que han sido todas y cada una de las entregas de Spy kids o esa tercera e infumable entrega de El mariachi que fue El mexicano.

Pero no sólo la reputación de Rodríguez ha variado en estos tres lustros, sino que, gracias a las dos entregas de Alien vs. Predator, la Fox vuelve a confiar en las posibilidades de aquel guión que habían olvidado y, desempolvándolo, se ponen en contacto con el realizdor para que se haga cargo del mismo, ofreciéndole un importante control creativo y, si así lo quiere, la dirección de la nueva entrega de la franquicia.

Muy ocupado con otros proyectos (entre los que se encuentra Machete, un actioner protagonizado por Danny Trejo que se estrenará próximamente), Rodríguez declina desde un primer momento hacerse cargo de la realización de la cinta, pero garantiza a los ejecutivos de la Fox que buscará a quien lo haga: tras rumorearse que Neil Marshall (que la pasada semana estrenaba Centurión) podría ser el que se llevase el gato al agua, finalmente sería el interesante Nimród Antal en quien Rodríguez terminaría apostando para llevar a cabo esta Predators, cuyas intenciones son muy claras en lo que a historia y ambiciones respecta, ya que productor y director pretenden recuperar el tono de la primera parte, ignorando la fallida propuesta de la segunda y dejando muy atrás lo que las otras dos cintas han dado de sí por considerarlas "demasiado de dibujos animados".

Sólo así se entiende que esta Predators parta de una premisa inicial muy similar al filme original de 1987, situando a un grupo dispar de personajes en el hostil entorno de una jungla. Pero, a diferencia de la cinta protagonizada por Schwarzenegger (del que llegó a decirse que haría un cameo al estilo del que le vimos hace un par de semanas en Los mercenarios), cuya acción tenía lugar en la jungla suramericana, esta Predators propone lo que muchísimos fans de la saga llevaban pidiendo desde hacía tiempo, que la acción tuviese lugar en el mundo de las temibles criaturas.

Hasta allí son trasladados ocho humanos que, con la aparente excepción de uno de ellos, comparten un mismo talento: el de ser expertos asesinos. Encabezado por Royce (Adrien Brody), un ex militar del ejército norteamericano, el ecléctico grupo que deberá sobrevivir al acoso de los depredadores está formado por un físico desacreditado (Topher Grace), una experta francotiradora (Alice Braga), un indeseable matón mexicano que trabaja para un cártel de la droga (Danny Trejo), un homicida que aguardaba su pena de muerte en San Quintin (Walton Goggins), un antiguo oficial de los Escuadrones de la Muerte de Sierra Leona (Mahershalalhasbaz Ali), un ex militar ruso (Oleg Tartarov) y un pistolero miembro de un clan de los yakuza. A este dispar grupo se unirá Noland (Laurence Fishburne), otro militar norteamericano que lleva diez años sobreviviendo en el mundo de los depredadores y que explicará a los recién llegados el motivo de su estancia en el planeta: son los participantes de un concurso de caza en el que ellos son el máximo trofeo.

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