En los informativos estatales de televisión, la mayoría de los días hay que esperar a las noticias deportivas para encontrar alguna que satisfaga a la audiencia. Lo normal es que sea Nadal quien la proporciona, aunque los editores estén empeñados en que cualquier minucia del Real Madrid es del agrado de todos.
Hay quien piensa que menosprecian a las comunidades autónomas, pero cualquier profesional reconocerá que el guión variaría poco si anduviera en ese puesto de mando. En estos tiempos de crisis, el tópico de la persona que muerde al perro puede ser un suceso menor en el menú cotidiano. La presencia informativa de Andalucía sirve para valorar el panorama: inundaciones y explosiones de gas, accidentes de tráfico -afortunadamente en descenso-, y laborales, que siguen con saldos terroríficos.
A esa imagen lúgubre contribuyen las referencias semanales de la violencia de género, y algo más esporádicas, reyertas y otros testimonios de la amplia gama de peripecias lamentables, incluidas las de las mafias instaladas en la Costa del Sol.
La información sobre Andalucía, aporta el tránsito de pateras cargadas de africanos desesperados, que son merecedoras de la máxima solidaridad. Este perfil, que parece válido para casi todas las comunidades autónomas, lo rompe Andalucía con cierta periodicidad y, además, con noticias más interesantes que la de las victorias del querido Nadal. El protagonista es el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, que antier mismo sumaba otra satisfacción para el orgullo de los andaluces y la revalorización de una identidad que en el exterior sigue estancada en Lola Flores y Rocío Jurado, tan nuestras.
No es fácil llevar en la memoria la cuenta de éxitos universales del "Virgen del Rocío"; entre los últimos figuran 14 trasplantes en 60 horas, el descubrimiento de un gen que cura un tipo de ceguera hereditaria o médicos y enfermeros que dedican sus vacaciones a resolver problemas de salud en la Amazonía, un ejemplo contra el materialismo que sobrevivirá a la crisis dominante en la información y en esas tertulias tan cargadas de necia sabiduría.
Periodista
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