El Sevilla suma 20 puntos ya esta temporada, está en los octavos de final de la Copa del Rey y ha levantado una difícil situación en la Liga Europa. Todo ello es atribuible directamente a Gregorio Manzano. No es una cuestión de sensaciones, sino de números. Desde la llegada del jiennense el conjunto nervionense ha perdido dos partidos, pero ha ganado ni más ni menos que nueve, lo que ha conducido a un estado de calma e incluso de ilusión en la actualidad, surgido de otro de total incertidumbre y negativismo.
Resulta curioso, porque sólo tres puntos por delante se sitúa el Villarreal. Un equipo que lo ha bordado en este inicio de la temporada. Ha jugado al fútbol a las mil maravillas, se ha hecho fuerte en su estadio, ha goleado y le ha hecho frente al Barcelona de manera envidiable en el Camp Nou. Lo puso en aprietos el pasado sábado y a punto estuvo de formar un pequeño lío en la Ciudad Condal. También está en los octavos de final de la Copa del Rey y también sigue vivo y coleando hasta el momento en la primera fase de la competición europea.
El Sevilla salió ridiculizado del Camp Nou, por ejemplo, y con cinco goles encajados. El Villarreal con la cabeza alta y un 3-1 en contra. En resumen, los dos con cero puntos y a una distancia sideral del Barça. En eso se parecen ambos equipos. Da igual lo que hagan, aparece Messi y acaba con las ilusiones.
Lo que sin embargo los diferencia son las formas. Con todo el gran inicio del submarino amarillo y con todo el nefasto comienzo de temporada nervionense, eliminaciones, varapalos y destituciones incluidas, sólo tres puntos de diferencia, y más de tres cuartas partes de la campaña por delante. Vale el caso del Villarreal, pero también, por ejemplo, el del Valencia o el Atlético. El Sevilla ha superado ya su crisis de la temporada, y está vivo, coleando y en su sitio. Y aún tiene margen de crecimiento. Para tenerlo en cuenta.
