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Zoido, a contramano

Mientras en otras capitales se proponen medidas para restringir los accesos al Centro, en Sevilla se retiran las limitaciones al vehículo privado

el 25 jul 2011 / 20:40 h.

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El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido

“La idea es expulsar al vehículo privado en pro de la peatonalización”. La frase no es ni del anterior gobierno de PSOE-IU, ni de ninguno de los más de veinte colectivos que firmaron ayer el manifiesto en contra de la derogación del Plan Centro el próximo viernes. Es del alcalde de Granada, José Torres Hurtado, en plena campaña electoral. Se pueden encontrar referencias similares en Málaga – “Estamos luchando por dar más espacio al peatón que al coche”, dijo Francisco de la Torre– o incluso en Cádiz – “El Centro tiene ya muy restringido el paso de vehículos porque casi todas las calles son peatonales o semipeatonales y los ciudadanos lo quieren así”, llegó a señalar Teófila Martínez–. En la misma línea hay anuncios de los alcaldes de Madrid o Barcelona, en respuesta a la advertencia del Ministerio de Medio Ambiente por el alto nivel de contaminación en su núcleo urbano.

En muchas ciudades se pueden encontrar como balances positivos el resultado en el que se basa el nuevo gobierno para justificar la conclusión del director general de Movilidad y del propio alcalde, Juan Ignacio Zoido, de que el Plan Centro no funciona: la reducción de casi un 50% de los vehículos privados que acceden al casco histórico . Precisamente ése es el objetivo que establece el Plan Nacional de Calidad del Aire , actualmente en fase de borrador tras iniciarse los primeros contactos con la Federación Española de Municipios y Provincias: reducir el uso del vehículo privado. Todo el plan de actuación relacionado con la movilidad urbana persigue precisamente esta meta, y para ello se establecen una batería de recomendaciones que se plantean como exigencias para los ayuntamientos. No se habla de cámaras , pero sí de medidas como un peaje: “Aplicar una tasa o tarifa a los automóviles por la utilización del viario en un ámbito urbano”. Se advierte de los “problemas de aceptación pública y política”, pero al mismo tiempo se advierte de su resultado: “se puede llegar a reducciones muy importantes del tráfico privado, de hasta el 25%”. Precisamente, la mitad del recorte que se ha producido en Sevilla en los últimos cuatro años, según el balance del anterior gobierno y según el informe del director general de Movilidad que representa en estos momentos el único documento público de trabajo del nuevo gobierno en materia de movilidad –aún no queda claro ni qué delegado es se hace responsable de una materia que afronta una semana decisiva–. No es la única medida, también se proponen iniciativas para fomentar el transporte público y aparcamientos con un objetivo: “aplicar limitaciones de acceso espaciales y temporales para vehículos durante episodios de contaminación”.


Si este estudio pertenece al equipo actual del Ministerio de Medio Ambiente, encabezado por Rosa Aguilar, el anterior dejó también su propuesta de trabajo en 2009. Entre otras muchas medidas se lanza la siguiente recomendación: “Priorizar las medidas de racionalización de la circulación sobre las de simple aumento estricto de la dotación o la capacidad (...) Introducir medidas directas de limitación y/o restricción total o parcial del tráfico en las zonas congestionadas y/o de carácter residencial (...) actuivar políticas de aparcamientos coherentes con el objetivo de limitar el uso abusivo del vehículo privado”.
Todos estos marcos de actuación desembocan anualmente en una iniciativa de carácter europeo: la Semana de la Movilidad. “La ciudad, sin mi coche”, reza el eslogan todos los años de un programa de actividades al que se pueden suscribir los ayuntamientos. Hay centenares de ellos ya inscritos. A ellos se les pide al menos el siguiente compromiso: “Implementar al menos una medida permanente que contribuya al cambio del vehículo privado hacia los medios de transporte más respetuosos con el medio ambiente”.  Es el punto de partida para participar en un proyecto en el que Sevilla aparece de nuevo inscrita este año. Pero con una participación muy menor. Prácticamente simbólica.

A apenas unos días de que finalice el plazo, en el servicio europeo que organiza estas actividades el Ayuntamiento no aparece ni como organizador de una semana de actividades –como sí ha ocurrido durante los últimos años–, ni como promotor de una iniciativa “La ciudad, sin mi coche”, que viene a ser lo mismo que la Ciclovida , de la que el PP se desmarcó desde su implantación hace ya casi un año, y que recibió duras críticas de un sector vecinal.

Aunque la participación del Ayuntamiento en la Semana de la Movilidad no deja de ser una cuestión simbólica lo cierto es que sus principales promotores son algunas de las entidades que han suscrito el manifiesto de rechazo a la derogación del Plan Centro y que han anunciado que se sumarán a las movilizaciones que se celebran mañana contra la supresión de las restricciones. Y no sólo eso. Difícilmente encajan tanto en el ideario de esta actividad como en las propuestas normativas impulsadas en los últimos años por el Ministerio de Medio Ambiente reflexiones como las incluidas en el informe del director general de Movilidad, Enrique Medina: “En las actuales circunstancias de crisis económica, debemos apostar por potenciar el acceso en los distintos medios de transporte al centro de la ciudad”. Se incluye así el fomento del uso del coche particular en el casco histórico.

La respuesta del alcalde se debe producir en el próximo Pleno, aunque hasta ahora el gobierno asegura que se limitará a  eliminar las restricciones del anterior mandato.

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