Saiz Meneses: «Se ve enseguida al que viene a dar ‘ojana’»

La rotación de los nazarenos, los problemas de la Madrugá, la imagen que más le ha impactado o la dualidad sevillana son algunos de los temas a los que responde el nuevo arzobispo de Sevilla

Juanmi Vega @Juanmivegar /
03 mar 2022 / 07:00 h - Actualizado: 03 mar 2022 / 07:00 h.
"Cuaresma"
  • José Ángel Saiz Meneses. / Jesús Barrera
    José Ángel Saiz Meneses. / Jesús Barrera

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¿Qué balance hace de estos meses como arzobispo de Sevilla?

El balance es muy positivo porque he llegado a una Iglesia diocesana en la cual hay mucha vida. Las parroquias tienen mucha vitalidad y actividad. Hay 34 monasterios y conventos de clausura, también muchos nuevos movimientos y, por supuesto, 700 hermandades.

He sido muy bien acogido tanto en el ámbito intraeclesial como en la sociedad civil. La gente es muy cariñosa y la sensación es de llevar mucho más tiempo en Sevilla.

¿Qué iglesia le gustaría dejar a su sucesor?

La misma que hay. Hay que vivir la continuidad. Yo me he encontrado una iglesia que, pastoralmente, tiene vida. Yo ayudaré, en lo que pueda, en hacer crecer esa vida y en ir mejorando en todos los aspectos que podamos.

¿Le sorprendieron las críticas cuando comentó que una de las soluciones a la masificación de las cofradías fuese que rotaran los nazarenos?

Risas. A la pregunta aquella yo respondí que llevaba poco tiempo y no tenía una visión de conjunto. Esta es una cuestión técnica sobre la que yo no puedo opinar.

El Consejo de Hermandades y Cofradías tiene mucha experiencia y mucha ciencia y seguro que encontrarán la solución.

Dicho así de pasada, en la vida hay que encontrar el término medio, pero yo no propuse las rotaciones. Es un tema que a mí no me corresponde y en el que yo no tengo la experiencia como para poder opinar.

Después ha habido un poco de debate, aunque a mí no me ha llegado ninguna cosa. Si el debate ha servido para bien... ahora si es algo que lleva toda la vida dando vueltas...

Podemos decir que ha tenido su primera toma de contacto con Sevilla.

Con las hermandades la relación es fenomenal. Supongo que habrá gente que esté a favor de eso o que quiera otra propuesta. Si hay un problema, hay que buscar una solución.

¿Le ha dado en estos meses tiempo de enterarse de alguno de los problemas de la Semana Santa?

Pues no.

Muchas personas se preguntan quién asesora al arzobispo en el tema de las hermandades porque a veces, se ha echado en falta un poco de cariño desde el Arzobispado. Cuando llegó a Sevilla, usted mencionó el asunto de una procesión magna y a los meses ha matizado sus palabras. Da la sensación de haber alguien que le recomienda mantener las distancias con las hermandades.

No. Para nada. El contacto y la relación con el Consejo de Hermandades es óptima y con todas las hermandades a las que yo voy a celebrar un culto o una función, la relación es excelente. No ha habido ningún problema.

Cuando a mí se me preguntó antes de venir sobre qué me parecía celebrar una magna, yo dije que estaba abierto a todas las propuestas que se hagan. Yo contesté con mucha prudencia. Todavía no ha habido ninguna propuesta de procesión magna, pero ahora no hay que pensar en magnas o no magnas, ahora hay que vivir la Cuaresma y pensar en la Semana Santa.

En cualquier caso, la propuesta tendría que venir del Consejo de Hermandades y no ha habido ninguna.

Yo impulsé la extraordinaria de la Virgen de los Reyes. Todo lo que podamos hacer, lo seguiremos haciendo.

También coronaciones canónicas

Por supuesto.

¿Hay alguna prevista?

Sí, hay peticiones.

¿Una en concreto de una hermandad del Lunes Santo?

No puedo decir, pero sí que van llegando. Todo lo que vaya ayudando a las hermandades, a las parroquias y a la vida consagrada, se irá haciendo.

Saiz Meneses: «Se ve enseguida al que viene a dar ‘ojana’»

¿Cómo espera que sea su primera Semana Santa?

Espero vivirla con mucha intensidad. Vivir los oficios en la Catedral y participar externamente en las procesiones. A mí me gustaría estar con todos, pero luego están las limitaciones del tiempo y el espacio. La viviremos con mucha intensidad.

¿De qué tiene más ganas?

De la Madrugá. Don Carlos Amigo me habló de ella hace años y me dijo que puede llegarse al millón de personas en la calle.

Para mí, todo será una primera vez. Lo viviré con mucha intensidad y lo disfrutaré.

Ahora que ha hablado de la Madrugá, esta es una de las jornadas que tiene un gran problema respecto al número de nazarenos. Una de las propuestas que se hicieron para que las hermandades de esta noche tuvieran más tiempo fue adelantar los oficios que se celebran en la Catedral para que las del Jueves Santo pudieran acceder antes.

Yo no sé los horarios que hay aquí, pero los oficios no son algo que se pueda cambiar de hora ligeramente por un sentido práctico. Estos tienen un sentido muy profundo. No es algo que sea tan fácil de cambiar. Los oficios son en la Catedral y tampoco resolvería nada con la cantidad de hermandades.

La primera hermandad del Jueves Santo tiene que esperar a que terminen los oficios en la Catedral para hacer la estación de penitencia, por lo que el Jueves Santo empieza más tarde que otras jornadas. Si se pudiese adelantar un par de horas, el resto de la jornada y la Madrugá tendrían más tiempo.

Me hablas de cosas de las que no puedo ni me corresponde opinar.

Habrá comprobado que hay elecciones a hermano mayor que son más broncas que los comicios generales. En los Gitanos, por poner un ejemplo, hubo una denuncia de una candidatura a otra por la situación irregular de una de las personas que formaban parte de esta otra candidatura.

Son temas de las hermandades.

Pero la denuncia llega aquí.

Sí, a la Delegación de Asuntos Jurídicos. Hay unas reglas de juego y se tienen que aplicar con toda la riqueza del mundo y con un sentido de pertenencia a una misma hermandad. Si pertenecen a una hermandad, tienen que vivirlo con fraternidad. Como en toda realidad humana habrá sus cosillas. Hay que convertirse y dejarse cambiar el corazón por el Señor.

¿Qué más le ha sorprendido de esta ciudad? ¿Tiene algún bar de cabecera?

No tengo ninguno. He ido a algunos, pero yo soy más de comer en casa.

¿Cómo pasa su tiempo libre?

No tengo nada de tiempo libre porque la diócesis es muy grande, hay muchas peticiones y yo formo parte también de la comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal. No tengo tiempo, pero tampoco lo echo en falta. Voy viviendo el ritmo que el Señor me va marcando.

¿Se ha comido ya la primera torrija?

Sí (Ríe).

¿Fue esta mañana (Miércoles de ceniza) o fue antes?

Antes.

Imagino que habrá hablado con don Juan José Asenjo sobre cómo ha sido su tiempo en Sevilla y muchas de las críticas que recibió.

Las entradas de los obispos en Sevilla no han sido fáciles. Luego se recomponen las cosas y al final la relación es fluida. Yo doy gracias a Dios, a la iglesia, la ciudad y a la sociedad sevillana por la entrada que he tenido.

Hace unos años le pregunté a don Juan José Asenjo si conocía lo que era la ojana. Él contestó que sí, pero que al ser castellano no la usaba. ¿Usted la conoce?

La ojana me parece que es dar coba.

¿Ha notado usted que le han dado ojana en estos meses?

No te sabría decir. Los fieles les tienen mucho cariño a los religiosos y suelen apreciarlos, pero gente que haya venido a dar ojana, no. Eso se ve enseguida.

Saiz Meneses: «Se ve enseguida al que viene a dar ‘ojana’»

Otro tema importante que nos salpica es la guerra en Ucrania

La Cuaresma es un tiempo de cambio, de conversión en el que hemos de dejar que el Señor nos cambie el corazón e ir superando todas aquellas cosas que no podemos superar. Nos tiene que ayudar como también nos tiene que ayudar la pandemia, a ver si aprendemos alguna lección, en volver la mirada a Dios, a los hermanos más necesitados y volver la mirada a uno mismo y sin tapujos.

No ha sido una guerra, es una invasión y ahí el pobre y el débil es el que sufre las consecuencias.

Cuando se supo de su nombramiento, al conocerse que venía de Cataluña, muchas personas se preguntaron si era independentista.

(Ríe). Si se hacían esa pregunta es porque no me conocían. Los que me conocen saben que no. Los obispos no entramos en política.

¿Ha habido alguna imagen de la Semana Santa que le haya impactado especialmente?

Todas las que voy viendo son bellas e impactantes. Ese impacto se concreta cuando hay un encuentro entre la imagen y la persona.

En el traslado de la Candelaria a Santa Teresa durante la Misión del Gran Poder, como se puso a llover, estuve un par de horas en la iglesia contemplando la imagen. El Señor es algo fuerte, tiene un atractivo grande que va más allá de la estética. Hay una fuerza religiosa y espiritual.

También estuve en el Cachorro y esa imagen tiene una fuerza grande que recoge el momento antes de la muerte cuando ha perdonado a sus verdugos y se encomienda en manos del padre.

La Macarena, la Esperanza de Triana... todas tienen una fuerza grande. También depende del momento en el que estés.

Veo que maneja ya la dualidad sevillana porque ha nombrado a la Macarena e inmediatamente a la Esperanza de Triana.

Yo estuve hace dos años en la Macarena para una función y me hicieron hermano. Cada hermandad es distinta. Esto es como un padre con sus hijos. Yo las quiero a todas y no hay que hacer comparaciones. Hay que querer a todas en su realidad y cada realidad es distinta, pero yo las aprecio todas.

¿Cree que muchas veces se nos olvida que la imagen sagrada es el medio?

Ese es un peligro que habrá siempre. Yo creo que las hermandades tienen ese aspecto claro. La imagen es una mediación que tiene su importancia y su fuerza. Esto es como cuando tienes una foto de tu novia o de tu madre y le das un beso; no estás besando un papel, estás besando a la persona. Hay que tener cuidado, pero las hermandades lo tienen claro.

Un mensaje para el pueblo de Sevilla

El pasado de Sevilla es de mucha grandeza que se mantiene en su presente. Que Sevilla siga siendo la misma. Aquí hay una historia civil y eclesiástica muy importante. Que seamos dignos herederos de nuestros antepasados, que aprendamos de nuestra historia, que vivamos el presente con pasión y que construyamos el futuro con esa fuerza sin perder la alegría.