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Andalucía en Semana Santa

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03 abr 2021 / 05:00 h - Actualizado: 03 abr 2021 / 05:00 h.
"Tribuna"
  • Andalucía en Semana Santa

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Decía Umberto Eco que «la belleza del cosmos no procede sólo de una unidad en la variedad, sino también de la variedad en la unidad», algo que sin duda podemos aplicar a la Semana Santa de Andalucía. No en vano, sus múltiples modos de afrontar la celebración de la Pasión y Muerte de Jesucristo, de hacer partícipe al pueblo y de conectarnos con nuestro pasado, presente y futuro, representa uno de los mayores tesoros que posee nuestra comunidad autónoma.

Así ha sabido entenderlo, producirlo y divulgarlo la televisión pública andaluza a través de ocho capítulos emitidos durante tres domingos consecutivos de Cuaresma y cuatro jornadas de Semana Santa, logrando lo que hacía mucho tiempo que no se conseguía: enganchar a la audiencia hasta el punto de lograr varios trending topic a nivel nacional y pedir la continuidad del programa más allá del Domingo de Resurrección.

Y es que Andalucía en Semana Santa, el programa del año en Canal Sur, es un manual de lo que los andaluces esperan de su televisión, programas que nos hermanen, que nos enseñen y nos toquen la fibra. Únicamente de este modo lograremos lo que hace décadas debíamos haber conseguido: el reconocimiento, el afecto y la unidad entre provincias a través del instrumento que mejor nos define, nuestros sentimientos.

Cuesta destacar un momento, una entrevista o una anécdota de las muchas recogidas en la maravillosa serie creada por la productora ADM —la misma que alumbró el veterano espacio Andalucía Directo—, aunque si hemos de reseñar algo esto son los homenajes a los cofrades que hacen que la Semana Santa trascienda más allá de las procesiones. Desde Mari Carmen e Isabel, hermanas del Nazareno de Priego de Córdoba que donaron una peluca al Señor tras superar una durísima enfermedad, a las lágrimas de Carmen Estévez, la Camarera Mayor de la hermandad de Los Gitanos de Granada. Tampoco faltó la emoción del cantaor Arcángel al recordar a su madre en su visita a los Titulares del Prendimiento de Huelva; la de Ismael Vargas, el capataz del Cachorro, al contemplar a su Cristo en la fachada de la Basílica de Triana; la del torero Juan José Padilla, devoto de la Virgen del Desconsuelo de Jerez; la de Pepe Campos, tras sus ochenta años de devoción a la Paloma de Capuchinos de Córdoba; la de los sanitarios del Hospital Civil de Málaga, al evocar al Cautivo; o la de los invidentes que pudieron sentir de cerca al Cristo Yacente de Almería.

Ese fue sin duda el punto álgido de cada entrega, aunque no menos interesantes fueron las historias propias de cada hermandad, como la leyenda del Abuelo de Jaén, el relato del cuadro que dio origen a la cofradía de los Afligidos de Cádiz, o la simbología de la hermandad de los Estudiantes de Almería. Contenidos a los que hemos de sumar aquellos recogidos en municipios como Carmona, Alcalá la Real, Montilla o Vélez Rubio, así como las interpretaciones de marchas procesionales en espacios únicos como el Palacio de Jabalquinto de Baeza, el Santuario de la Cinta de Huelva o la Basílica de la Esperanza Macarena de Sevilla.

En cuanto a los nombres propios, hemos de mencionar inevitablemente a Enrique Romero, presentador y abanderado del proyecto, que ha sabido imprimir en cada aparición y cada entrevista el respeto, la cercanía y la naturalidad que el formato requería. Y por supuesto a Fernando García Haldón, Javier Comas, Gustavo Fuentes, Julio Muñoz, Juan Vargas, Isabel Cabrera, José Jiménez y Antonio J. Borrego. Todos ellos, junto a un sinfín de profesionales, han hecho posible que esta Semana Santa —«el palito que remueve las brasas que llevamos dentro»—, haya sido más llevadera. Gracias.