Gran Plaza

Campanas y matracas: lo mejor y mejorable de la Semana Santa 2023 (II)

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Manolo Ruiz ManoloRL
17 abr 2023 / 11:20 h - Actualizado: 20 abr 2023 / 09:03 h.
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  • Campanas y matracas: lo mejor y mejorable de la Semana Santa 2023 (II)

Matracas

■ Empatía. Es tal la falta de buen talante y la baja tolerancia a la comprensión y al diálogo de forma generalizada en la sociedad, que los valores más elementales y fundamentales de educación y respeto se trasladan desgraciadamente al entorno de la Semana Santa, donde tampoco el mundo interno de la misma ha sido capaz de transmitir la mejor de sus versiones. Comunicados, cartas de apariencia sindicalista, tuits reprobables y dedos acusatorios, no muestran el mensaje evangélico que han de ser las cofradías en la calle y es en la calle precisamente, donde el ambiente de crispación social ha dejado la peor de sus versiones. Urge trabajo de campo en pedagogía, porque el de formación hace años que necesita una profunda revisión.

■ La cara B del Ayuntamiento. Si en los campanazos hemos puesto en valor a Lipassam, Tussam y Emergencias Sevilla, toca dar la matraca a la Delegación que ha contaminado abusivamente de forma visual todo el centro histórico con una señales que no sirven absolutamente para nada, porque tan sólo se han dedicado a exigir, prohibir, restringir y limitar al sector de la hostelería. Se pone en juego el pan de muchas familias mientras se permiten estampas tan indecorosas como peligrosas. Las acampadas con gente tiradas en los suelos con litronas de cristal podrían provocar una desgracia de incalculables consecuencias en caso no ya de pánico, sino de simple necesidad de evacuación u ocupación del espacio con los grandes barcos o palios de enorme poder de atracción. El efecto Numanji en las ratoneras que se han permitido, podrían dejar unas consecuencias como las de Heysel.

■ Metro de Sevilla. Con una media de 3 cofradías aún en las calles yendo de recogía y las colas que se forman en Puerta Jerez cercana la hora de finalización del servicio, no estaría de más darle una vuelta a revisar los horarios especiales a la única e insuficiente red del subterráneo metropolitano.

■ Estrenos musicales. Demasiados, tantos en los últimos años, que quizás este ejercicio no ha sido el mejor para destacar ninguno de forma tan rotunda como pudieron ser algunos hits pasados como Victoria, La Esperanza de María o Pasa la Virgen de la Candelaria, por poner de ejemplo uno por estilo. Enterramos composiciones clásicas y de gran valor por el exceso de nuevas marchas que no se reposan en el tiempo.

■ La memoria. El centenario de D. Pedro Morales ha quedado relegado a la calle del compromiso. Muchísimas de las hermandades que tienen en su repertorio extraordinarias obras del maestro loperano, no han tenido el tacto de tocarlo en los principales puntos del recorrido, tanto sentimental, como mediático.

■ Nazarenos y músicos. Los maltratados de la Semana Santa. Unos dicen que sobran buena parte de los primeros y de los segundos nos olvidamos de que pasar por medio mientras tocan e inclusive remontarlos mientras ejercen su trabajo, deja lesiones algunas de ellas de gravedad. Más madera al saco de la pedagogía y la empatía.

■ Los cambios en los pasos. Aplicar la medida de la medida manteniendo la idiosincrasia de cada cofradía. La fórmula es sencilla, pero si la multiplicamos exponencialmente el resultado no siempre es positivo.

■ El ADN. Se están despersonalizando cofradías porque la gente que llega a ellas ni las ha mamado, ni sentido ni les duele ver cómo les dan la espalda a sus hermanos, a sus fieles y a sus barrios por entregarse devocionalmente al cargo, al poder, a la toma de decisiones y a la acción social de estar en cualquier sarao político o militar antes que remangándose para atender las necesidades físicas y espirituales de su gente.