Cinismo en el PP. El 23F de Tejero y el de Pablo Casado

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23 feb 2022 / 15:57 h - Actualizado: 23 feb 2022 / 16:30 h.
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  • Cuca Gamarra y Pablo Casado.
    Cuca Gamarra y Pablo Casado.

El 23 de Febrero de 1981, el Teniente Coronel Tejero entraba en el Congreso de los Diputados con la pistola en la mano pidiendo cortésmente que sus señorías tomasen asiento. «Se sienten, coño», ya saben. Unos días antes, el día primero de ese mes, nacía Pablo Casado Blanco el actual presidente del Partido Popular (al menos al escribir estas líneas lo seguía siendo). Tejero, hace 41 años exactos, montó un circo inolvidable y salió por la puerta del Congreso, al día siguiente, sabiendo que la chapuza preparada por el General Armada Comín y otros había sido un fracaso. Pablo Casado ha salido, hoy, por la puerta del Congreso sabiendo que la política es una enorme chapuza que termina con cualquiera, sabiendo lo que es un golpe dentro de tu propia organización. Lo chusco es una constante entre los mediocres y aquel 23 de febrero de 1981 y, hoy, en el PP, se han retratado unos cuantos.

Causa bochorno comprobar que los que han pedido la dimisión de Pablo Casado, hace unas semanas, creían estar frente al próximo presidente del país y le hacían la pelota a todas horas. Cuca Gamarra (que apoyó a Soraya Sainz de Santamaría en las primarias que ganó Casado) hablaba hoy de respeto y admiración por su presidente justo después de pedir su dimisión. Al salir del Congreso, Pablo Casado llevaba clavados decenas de puñales en la espalda. El de Gamarra sobresalía. El ejercicio de cinismo que se ha realizado en el Congreso es inolvidable y vomitivo.

Algunos, dos o tres, se han mostrado cariñosos hasta el final. Pablo Montesinos, que siempre me ha parecido falso y sectario, ha tenido la decencia de acompañar en la salida a Casado. Este es uno de los que saben lo que es trabajar y puede ganarse la vida lejos de la política. Por eso se permite el lujo de no esconder su amistad y lealtad con su jefe de filas. De Ana Beltrán solo puedo decir lo mismo. El resto, con Gamarra a la cabeza, sienten pánico por lo que pueda pasar y hacen lo mejor que saben hacer, se lanzan babeando junto a los que creen que pueden salvarles de la quema. En cualquier empresa del mundo, casi ninguno de ellos podría ingresar por méritos propios. Por eso el aplauso dedicado a Casado al salir del hemiciclo ha sonado traidor, falso e indecente. Por cierto, Montesinos y Beltrán regresaron a su escaño a los tres minutos y medio.

Eso sí, lo importante sigue entre brumas. ¿Qué va a pasar en Castilla y León? ¿Permitirá Mañueco que Vox entre en su Gobierno? ¿Qué hoja de ruta va a presentar el PP a partir de ahora? ¿Son lo mismo que Vox o se van a distanciar de esa formación al precio que sea? ¿Quieren dentro del PP investigar casos de corrupción? Por otra parte es importante señalar que el que piense que todo esto que está pasando está motivado solo por el asunto de Díaz Ayuso, no está entendiendo el problema. Veamos... Un diputado estúpido y descuidado equivoca el botón y permite que Sánchez estire el chicle que tenía perdido y pisoteado al aprobarse una reforma laboral; los resultados en Castilla y León han sido un pequeño desastre que coloca entre la espada y la pared a todo el partido y en todo el territorio nacional, salvo en Galicia puesto que allí Vox no cuenta; el poder en manos de tu hombre de confianza es una apuesta perdida si esa mano derecha tiene el cerebro de un chorlito respecto a la política (uno puede ser un buen ingeniero o lanzar huesos de aceituna muy lejos y, al mismo tiempo, ser una negación para la política); la hoja de ruta de Casado respecto a Vox ha sido cambiante y dudosa... Han pasado muchas cosas y todo cuenta. Lo de Ayuso ha sido la puntilla y casi todos han sacado las facturas pendientes para que las pagase alguien que no fueran ellos mismos. Lo importante se ha tapado con la anécdota y los votantes y militantes se han tragado el truco sin rechistar. Otro 23F aunque en este no hubiera tricornios.