La Gazapera

El mayor de los hermanos Pavón

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
22 nov 2019 / 10:07 h - Actualizado: 22 nov 2019 / 10:09 h.
"Teatro","Historia","San Roque","La Gazapera","Moda"
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El próximo 31 de diciembre de este año se van a cumplir 60 años de la muerte de Arturo Pavón Cruz, el hermano mayor de Pastora y Tomás Pavón, los grandes intérpretes del cante jondo sevillano. Arturo fue también un gran cantaor, aunque no se sabe cómo cantaba porque no grabó discos comerciales, solo dos de pizarra para un particular, que no aparecen. Por tanto, lo más probable es que nunca sepamos cómo era su voz, esa voz ronca que jalea a Tomás y a Pastora en los Discos. “¡Vamos allá, Tomasito!”.

José Ángel Pavón Cruz, que así se llamó, nació en Arahal (Sevilla), el 3 de noviembre de 1882. Vino al mundo en la calle Juan Pérez de esta localidad, hijo de un herrero de El Viso del Alcor, Francisco Pavón Cruz El Paíti, y de su prima hermana Pastora Cruz Vargas, de Arahal. Fue el primer hijo de este matrimonio gitano y al poco tiempo de nacer la familia se afincó en Sevilla, en la Puerta Osario. Por tanto, Arturo, llamado así por la afición de su padre a las novelas del Rey Arturo, se crió entre el citado barrio, San Román, San Roque y la Alameda de Hércules de Sevilla.

Ya en Sevilla, vinieron al mundo Pastora (1890) y Tomás (1893), y no hay constancia alguna de que fueran más hermanos. Arturo fue el primero que comenzó a cantar, con solo 10 años. Dicen que fue un niño prodigio, con una voz potente y bien timbrada. Fue herrero, como su padre y su abuelo materno, Tomás el Calilo. Pero que forzó en exceso la voz y en el paso a la adolescencia le quedó un sonido poco agradable para el cante. Una voz afillá, que aunque estuvo de moda años atrás, en esa época ya no era comercial. Por tanto, cantaba solo en fiestas privadas o veladas de poca monta.

Son muchos los testimonios que nos demuestran que Arturo era el mejor de los tres hermanos, aunque cueste aceptarlo por la calidad de Pastora y Tomás. Antonio el Sevillano, El Sevillano o Enrique Orozco aseguraron que era muy superior a ellos en conocimientos, aunque limitado de voz. Marchena dijo que una vez lo escuchó medirse con Chacón en Madrid, en cantes a palo seco, por tonás, y que en dos horas no repitió ni una sola letra. Era un verdadero especialista en los cantes de fragua.

También fue letrista y, al parecer, algunas de las letras que grabaron Pastora y Tomás eran de su autoría. Pero sobre todo, Arturo era un cantaor que sabía mucho de cante jondo y esos conocimientos le dieron mucha fama. Fue el primer maestro de sus hermanos, y llegó a ser representante de Pastora. Su esposa, la bailarina y pianista sevillana Eloísa Albéniz, me contó que Chacón y Manuel Torres les tenían un enorme respeto, hasta el punto que a veces los desautorizaba en las reuniones y que aceptaban su autoridad en algunos cantes, a pesar de ser más joven que ambos, sobre todo que Chacón.

Cuando se casó con Eloísa dejó de cantar en las fiestas, aunque a veces “se escapaba”, y se dedicó a ser el marido de la artista. En 1925 se fue a Buenos Aires con ella, que actuó en aquella ciudad argentina, y cuando se enteraron que era hermano de la Niña de los Peines, célebre en todo el mundo, lo obligaron a cantar en un teatro, obteniendo un gran éxito. Pero ni así quiso regresar a las tablas. Se dedicó a ayudar a sus hermanos y a su esposa, y cuando su hijo Arturo quiso ser músico, Arturo Pavón Sánchez, el gran pianista de la Alameda, estuvo siempre a su vera.

Parece ser que en Arahal, su pueblo, quieren reivindicar su figura y organizar algún tipo de homenaje para ensalzar su memoria de cantaor. Que no grabara no quiere decir que no merezca ese honor, y al fin y al cabo es el cantaor más importante de ese pueblo sevillano de la Campiña.

Arturo murió el 31 de diciembre de 1959, está enterrado en el cementerio sevillano de San Fernando y la historia del cante lo registra como uno de los grandes maestros del cante gitano.