La curiosidad...

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19 ene 2020 / 07:31 h - Actualizado: 19 ene 2020 / 07:31 h.
"IVA","Motor","El tiempo","Historia","La Pasión","Verano"
  • La curiosidad...

¡Mató al gato! seguramente es lo primero que te ha venido a la cabeza, ¿te has fijado? ese dicho popular que oímos desde pequeños nos hace interiorizar que el "deseo de saber" no será un fructífero empeño, y yo me pregunto: "pero, ¿no es la curiosidad el motor de los sueños?". La imprescindible metamorfósis de lo intangible en tangible, de la idea a la realidad se posibilita cuando alimentas la capacidad con los nutrientes del conocimiento y para eso es imprescindible el "curioso" cimiento... La pregunta, la inquietud, el cuestionamiento son los imprescindibles compañeros del aprendizaje más certero. ¿Recuerdas aquello de que "el cartero siempre llama dos veces"? pues el cartero de la oportunidad sólo suele llamar una y sin el remite de la curiosidad, no te la mereces.

Querer avanzar sin saber, dificulta el crecer, porque cuando no se sabe, se desconfía y esa desconfianza cierra las puertas a posibles alianzas, pues sin la iniciativa propia que nos infunde el saber acabamos pagando el IVA emocional (el estrés, los miedos, las dudas) y cuando no se sabe, retrasas la toma de decisiones y, por tanto, invitas a tus aspiraciones a una estancia (indefinida) en la sala de espera de las vaciolaciones.

¿Dónde vive el deseo de saber?

Si quisiéramos escribirle una carta a la curiosidad, ¿qué dirección habría que poner? A veces pienso que la curiosidad está en la hoja en blanco que te invita a descubrir su posible historia; otras, creo que se encuentra en la mirada de Atila (mi simpático cachorrito de Pastor Alemán) que, con su actitud inquieta, me recuerda constantemente aquello de "nunca te acostarás sin saber una cosa más"; también hay momentos que creo que la curiosidad vive en el timbre que llama mi atención para abrir la puerta o incluso creo que habita en el olor de una receta casera que, aún sin verla, te hace adivinar un sabor de primera... Quizás todas esas sean las "residencias de verano" de la curiosidad pero su residencia habitual, el hogar de la curiosidad reside en tu carácter.

Anfitriona del asombro

La curiosidad es la anfitriona del asombro y éste lo es a su vez de la creatividad, es decir, que la curiosidad es indispensable para crear-actividad a nivel físico y mental; la curiosidad recibe como nadie a la capacidad de maravillarse y la invita a quedarse indefinidamente para llenar la mesa de la vida con las viandass de la emoción, la esperanza, el ingenio, la pasión... Ya nos lo avisaba Azorín: "la vejez es la pérdida de la curiosidad", y es que cuando pierdes el deseo de conocer, cuando crees que todo te da igual... Probablemente estás haciendo mal las cuentas y habrás perdido un tiempo precioso.

Y ya que el tiempo es valioso, una pequeña sugerencia para disfrutar toda su esencia: cuando vuelvas a escuchar "la curiosidad...", ¡nada de matar al gato! sino crea tu propio refrán inspirado por la anfitriona de la creatividad.