La Gazapera

Los jóvenes del cante y los puristas

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
15 ago 2021 / 10:06 h - Actualizado: 15 ago 2021 / 10:07 h.
"La Gazapera"
  • Los jóvenes del cante y los puristas

Escucho a veces a jóvenes cantaores decir que los puristas son muy antiguos. ¿No es antiguo cantar cosas de cantaores que las grabaron hace más de un siglo? Calcar a la Niña de los Peines o el Chaqueta sí que es antiguo. Puristas los hay de todo tipo: conservadores, arcaicos, retrógrados y hasta carrozas. Pero hay puristas que, al margen de que sean conservadores, son capaces de valorar lo moderno si tiene calidad. Creo que soy uno de ellos. Defendí a Morente hace cuarenta años, cuando lo mataban los críticos de Sevilla, pero ahora me rebelo contra los que calcan por calcar y encima tienen éxito.

El crítico José María Velázquez Gaztelu, de Radio Nacional de España, dijo hace poco que el flamenco de este tiempo “está marcado por la creatividad”. No estoy nada de acuerdo con su aseveración, pero es respetable. Si nos vamos al cante, quien más trabaja ahora, si no me falla el dato, es el toledano Israel Fernández, que es un émulo nato. Cantar canta bien, pero por el momento solo ha demostrado que conoce los cantes de sus artistas de referencia, y que los calca. Lo he escuchado imitar a Antonio el Chaqueta y es asombrosa su facilidad para calcar.

Israel es joven y aunque canta desde niño, es lógico que quiera emular a los que considera maestros de su gusto. Siempre ha sido así en el cante, y siempre lo será. De momento, es un cantaor que me interesa poco y que me dice también poco, aunque no dejo de reconocer que canta bonito y que es un buen aficionado, porque le gusta. El tiempo dirá si va o no por el buen camino. He depositado mi confianza en cantaores y cantaoras que luego no han dado de sí lo que esperaba. Y, claro, luego llega la decepción.

Los que más me llegan no son lumbreras, o sea, estrellas del cante, sino buenos cantaores. El mairenero Manuel Cástulo, por ejemplo, o el jerezano Ezequiel Benítez. Me encantan Lela Soto, la hija del maestro Vicente Soto, y La Fabi. Hace una década me empezaron a gustar algunos, que ya parecen haber tocado techo. No creo que haga falta dar sus nombres. Y hay algunos cantaores, como José el Canela, hijo del gran y añorado Canela de San Roque, que debería tener cuarenta festivales en verano. Y su hermano Fernando, tomasista empedernido.

No me importa mucho que un cantaor tenga más o menos buena planta, un pelo bonito y buena labia. Me interesa si hace bien el cante y aporta algo suyo. Por eso me encanta Juanfran Carrasco, un joven que canta con siglos de buen gusto y que se ve poco en los festivales. El Turry, de Granada, me parece que tiene un gran talento y una voz preciosa. Y Raúl Alcántara El Troya, lo borda. Me chifla Angelita Montoya, tan humilde, pura y flamenca. Por supuesto, jóvenes como Manuel de la Tomasa y El Purili, tan flamencos y arrimados a la pureza, en la que creo aún. La pureza entendida como sinceridad expresiva y respeto al legado de los maestros.

Mientras haya jóvenes como los citados, aunque algunos ya no lo son tanto, habrá esperanza.