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Los medios y los días

¿Pero el ejercicio sirve para algo?

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28 jul 2019 / 07:55 h - Actualizado: 28 jul 2019 / 07:55 h.
"Arquitectura","Genética","Animales","Los medios y los días"
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Cuando Franco ya había propaganda a favor del ejercicio y la buena comida: “Quien mueve las piernas, mueve el corazón”, decía un eslogan en la TV. Y otro, para estimular la venta de plátanos de Canarias: “Todos los días un plátano, por lo menos”. Y a un régimen que había ganado una guerra contra los enclenques y divididos rojos y que alababa tanto el pasado esplendoroso del imperio y la raza española había que echarle cuenta.

Pero la explosión de ejercicios ha llegado con el posmodernismo y el fracaso de los grandes ideales. Muerta la ilusión, queda el cuerpo al que sacralizar, los barbudos canijos con trencas fuimos sustituidos paulatinamente por los que llamábamos ya en nuestros tiempos posturitas o pijos, con prendas de esas con un cocodrilo verde en el pecho o una corona de laurel. A los médicos les entró una especie de neurosis obsesiva por el ejercicio, el narcisismo sustituyó al valor real y a la autoestima y las cabezas iban disminuyendo al tiempo que aumentaban las espaldas y los tatuajes: del macho ibérico al macho posmoderno digital de gimnasio y hormonas que, a pesar de su corpulencia, para mí que no tendrían mucho que hacer en una guerra, como los marines yanquis que, con toda su impedimenta, no terminan de poder con los talibanes de los turbantes, las chilabas y los Kaláshnikov. Y es que unos muchachos que proceden de un país donde se come mal no pueden ganarle a la comida islámica, de hecho, ¿qué guerra relevante ha ganado EEUU sin que nadie le eche una mano? Ninguna, pero ha tenido el mérito de montárselo de escándalo.

Sin embargo, desde el punto de vista filosófico y genético, ¿sirve para algo el ejercicio? Lo digo porque me estoy acordando del filósofo Karl Popper y su teoría de la falsación que consiste en descartar leyes supuestamente generales que contradigan la experiencia. Por ejemplo, si lanzo la hipótesis de que todos los cisnes son blancos y aparece uno negro en Australia ya no me sirve de nada intentar demostrar mi premisa. Pues en el campo del ejercicio, si lo hacemos para mantenernos en forma, sanos y fuertes pero a Iker Casillas –jugador de élite que está extremadamente cuidado desde el punto de vista sanitario- le da un infarto, la bondad del ejercicio se va a tomar viento.

Si fumar es malo y mata, como Santiago Carrilllo se llevó toda su vida fumando y se murió a edad muy avanzada, no puede ser verdad la supuesta maldad del tabaco. “No fume usted más, abuelo, que el tabaco es un veneno”, le dijeron a un anciano que estaba sentado en la puerta de su casa echándose un pitillo. Y el viejo respondió: “Pues muy lento tiene que ser porque yo llevo ya más de sesenta años fumando”. ¿Ven? Otra refutación, otra falsación de Popper.

En genética, leo eso de los telómeros que son “esas estructuras protectoras de los genes situadas en los extremos de los cromosomas”. Son como pelillos que van disminuyendo conforme las células se multiplican y cuando terminan por desaparecer o casi, nos morimos, nosotros, los ratones, los leones o los ornitorrincos. Lo que sucede es que en todos estos animales, menos en el humano, los tamaños de los telómeros disminuyen con mayor velocidad, por eso nosotros vivimos más para desgracia de los otros animales.

No obstante, no todos los telómeros humanos disminuyen a la misma velocidad, sino que en unas personas se acortan a un mayor ritmo que en otras y por eso hay quien se muere primero e incluso joven. Los científicos van y dicen: “Gracias a que actualmente es posible medir la velocidad de acortamiento telomérico y la longitud de los telómeros a través de distintas tecnologías, los investigadores han visto, en modelos de ratón y en humanos, que si los telómeros son más cortos de lo normal, esto puede aumentar el riesgo de desarrollar de manera prematura enfermedades asociadas a la pérdida de la capacidad de regeneración de los tejidos y al envejecimiento -anemia aplásica, fibrosis pulmonar, renal o hepática, problemas cardiovasculares, diabetes, etc.». «Incluso hay personas que tienen mutaciones en la telomerasa, que es la enzima que alarga los telómeros, y van a desarrollar de manera prematura estas enfermedades a edades muy tempranas».

¡Joder!, ¿y esto lo puede arreglar el ejercicio? Me parece que no, por tanto, ¿de qué sirve? A pesar de todo, darse un paseo por el campo sobre todo cuando cae la tarde es algo que se va a llevar uno de este mundo al que hemos venido a buscar la felicidad o, al menos, el mayor grado de bienestar posible. Y la felicidad no es un estado crónico sino ratitos concretos. Además, si hace sólo 6.000 años estábamos casi todo el día corriendo detrás de animales para cazarlos, ahora por lo menos movamos el esqueleto un rato y la mente también con un buen libro, que nos vamos a quedar enmohecidos como el antiguo puente ése que se cruzaba para ir a San Juan y no acaban de arreglarlo nunca para que gocemos de su arquitectura llena de macro-tornillos.