¿Sensibilidad o sensiblería?

Image
19 sep 2019 / 13:18 h - Actualizado: 19 sep 2019 / 13:22 h.
"Arte","Patrimonio","El tiempo","Semana Santa"
  • ¿Sensibilidad o sensiblería?

La noticia dio pronto la vuelta. Un portal especializado del Ministerio de Cultura había permitido hasta hace cinco minutos consultar los avatares –y las fotografías- de los procesos restauradores de algunas de las imágenes más señeras de la Semana Santa de Sevilla. El debate, una vez más, estaba servido. Y hay que partir del respeto más exquisito a la sensibilidad del devoto y la soberanía de las distintas hermandades y cofradías a la hora de administrar –sí, administrar- sus imágenes como principal activo de su patrimonio.

A partir de ahí chocan demasiados golpes de pecho y hasta una indignación un punto impostada en torno a lo que es mera documentación, necesaria para dotar de definitivo rango científico y facultativo a una especialidad –la de conservación y restauración de obras de arte- que no siempre se encomienda a las manos más cualificadas. Sólo así se evitarían capítulos tan escabrosos como el de las dos imágenes de Setefilla o –mucho más alejado en el tiempo- los desmanes de cierto visionario con métodos chapuceros que obligó a volver a meter en el quirófano a todas las imágenes en las que intervino, empezando por el mismísimo Gran Poder.

¿Por qué no divulgar y explicar esas placas y radiografías en el ámbito adecuado? El respeto no puede contraponerse al conocimiento en una sociedad, la del siglo XXI, que debe alejarse de esas posturas pacatas. Hemos hablado del Señor del Gran Poder. Peláez del Espino –no es otro- llegó a cortarlo en rodajas y bañarlo en xilamón antes de introducirle un esqueleto metálico que se convirtió en su cáncer. Todo ese debería ser enseñado en las facultades y en los foros adecuados como ejemplo de lo que no debería volver a pasar. El conocimiento material de las imágenes se amplía en los procesos de restauración, que han permitido asomarse a los procesos artísticos y hasta a las manos que un día alumbraron estos espejos de nuestra Fe. Si alguien se escandaliza por una radiografía debería hacérselo mirar. Mientras siguen resonando los lamentos, sorprende que la grey cofrade no llore en el desierto otras derivas muchísimo más graves que salpican este mundillo tan sobredimensionado como decadente. Definitivamente: el conocimiento no está reñido con la devoción.