Mediocre gestión política de la crisis

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10 abr 2020 / 06:00 h - Actualizado: 10 abr 2020 / 09:13 h.
"Editorial","Coronavirus"
  • Fotografía: EFE
    Fotografía: EFE

El proyecto europeo está en entredicho. Los políticos de la UE son incapaces de olvidar las elecciones en cada uno de los países integrantes y está primando el interés de unos países sobre el de los más afectados por esta crisis sanitaria. Las diferencias entre norte y sur, entre pobres y ricos o entre economías más o menos saneadas, comienzan a ser repulsivos y el sueño europeo se diluye entre mediocridad política y la falta de solidaridad. Es una auténtica vergüenza hasta dónde han dejado llegar las cosas líderes de países irresponsables. Ven en Alemania, Holanda o Finlandia (son un ejemplo, pero son muchos más) a italianos, griegos y españoles como una carga, como pueblos aprovechados y vagos. Los tópicos, los territorios construidos sobre el cimiento de la postverdad, terminarán destruyendo todo lo conseguido con tanto esfuerzo. Ni siquiera el acuerdo al que se ha llegado para desbloquear medio billón de euros podrá rebajar las enormes diferencias que existen. Sin duda ayudará a salir adelante, pero el problema seguirá estando intacto.

Pero, además, en España, aquí, asistimos a algo bastante parecido. Ayer se escucharon cosas durante la sesión que se desarrolló en el Congreso de los Diputados que se pueden calificar de lamentables. Se pudo ver con claridad cómo funciona la política española y en qué territorio se mueve cada una de las fuerzas políticas representadas.

Los independentistas siguen a lo suyo con la bandera de su república imaginara alzada. La oposición apoya, pero menos; sin olvidar que un apoyo total puede costar millones de votos y que la crítica debe ser feroz. Los socios de Gobierno del PSOE parecen verdaderos enemigos. Y el presidente del Gobierno es incapaz de hacer autocrítica y no despierta ninguna confianza en el resto de fuerzas políticas. La prórroga del estado de alarma sumó las abstenciones de independentistas y el voto contrario de la CUP y de Vox. Las medidas económicas se aprobaban con más abstenciones que votos a favor.

Que en un país que vive un problema superlativo, desconocido y que está costando miles de vidas humanas, tengamos que asistir al bochornoso espectáculo que ofrecen los políticos españoles que parecen no ser capaces de pensar en nada que no sea en sus propios intereses, resulta indignante.

Abascal hablaba de 40.000 muertos en esta crisis sin poder referirse a una fuente fiable de la que salen esas informaciones; los reproches de Casado sonaron durísimos y adelantaban que el acuerdo al que llama el Gobierno para poder reconstruir el país será difícil; los independentistas hablando de su territorio, de lo suyo, de lo otro; el presidente del Gobierno pidiendo lealtad y unidad desde una caverna sin luz. Un verdadero desastre para un pueblo que está demostrando desde sus casas que no se merece algo así, que está muy por encima de sus políticos.