No todo es culpa de los políticos

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19 oct 2020 / 11:41 h - Actualizado: 19 oct 2020 / 11:48 h.
"Editorial","Coronavirus"
  • Foto de archivo de un botellón en Sevilla.
    Foto de archivo de un botellón en Sevilla.

Es muy posible que la intensidad de esta segunda oleada tenga que ver con las actitudes descuidadas de todos los españoles y con una pérdida de respeto al SARS-CoV-2 que hace que no sean pocos los que creen estar a salvo y al margen de una pandemia que se dilata en el tiempo y amenaza con acabar con una forma de vida.

Se han cargado las tintas sobre el Gobierno de España, los Gobiernos autonómicos y sobre los ayuntamientos de las grandes ciudades. Y muchas veces con razón. La desescalada fue precipitada, la gestión ha sido negligente y descoordinada, y la contundencia al acabar con actitudes insolidarias, incívicas e irresponsables, no ha sido la adecuada. Ha sido así y así se ha dicho.

Pero no toda la culpa es de los políticos.

Estamos viendo, a diario, imágenes en televisión que generan rechazo, perplejidad y angustia. ¿Cómo es posible que se organicen fiestas en castillos con Dj’s incluidos, alcohol y drogas? ¿Cómo es posible que en ciudades como Madrid o Sevilla la botellona sea la reina de la calle? En Sevilla, se han elevado las cuantías de las sanciones por consumo de alcohol en la vía pública y se persigue la aglomeración masiva de personas. Las denuncias por no usar mascarillas se ha multiplicado e incluso se está actuando en el ámbito privado para evitar que se celebren fiestas con un número de invitados superior al permitido. Más allá de eso, Juan Espadas o Rodríguez Almeida, poco pueden hacer al respecto.

Resulta desesperante el comportamiento de algunas personas. Hemos pasado de la ejemplaridad durante el confinamiento de la pasada primavera a no respetar las normas básicas que nos han repetido hasta la saciedad.

El número de contagios se multiplica y no parece que los culpables sean los alcaldes o el ministro de Sanidad. Lavarse las manos con frecuencia, el uso de la mascarilla y la distancia de seguridad entre personas no se respeta por parte de muchos. Y así resulta imposible detener el avance del virus.

Es necesario tomar medidas más severas. Y, por supuesto, gastar lo recaudado con las sanciones en campañas informativas de publicidad en las que muestre con toda la crudeza posible lo que puede pasar si seguimos transitando el camino que hemos elegido. Hacer que los españoles entiendan que la gravedad de la pandemia es enorme y que la vida de miles de personas sigue en juego ha de ser uno de los objetivos.