Pablo Iglesias y el horizonte republicano

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19 sep 2020 / 22:36 h - Actualizado: 19 sep 2020 / 22:40 h.
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  • Pablo Iglesias. / EFE
    Pablo Iglesias. / EFE

Pablo Iglesias, frente a su Consejo Ciudadano Estatal (máximo órgano asambleario) ha querido dejar claros dos asuntos esenciales dado que Podemos es el socio actual de Gobierno del PSOE. Iglesias en su mediocridad no representa gran cosa para la política nacional, pero al estar incrustado en un Gobierno logra que lo que dice sea relevante.

Pablo Iglesias ha dicho, nada más y nada menos, que un objetivo fundamental de Podemos es ‘avanzar hacia un horizonte republicano’ y que, dada la situación ‘en la que se encuentra nuestra monarquía y nuestro modelo de Estado’ hay que ser audaz y valiente para hacer lo posible por alcanzar el objetivo. Iglesias quiere acabar con lo que tenemos; está claro y queda dicho.

Pablo Iglesias dice que república es modernización económica, eficiencia y más capacidad competitiva en el marco económico europeo. Para Iglesias, el modelo actual de Estado de be significar lo contrario y de ahí debe nacer su obsesión por liquidarlo. Según Iglesias, la república, también, acercará a España a un Estado ‘más federal, confederal, construido sobre la pluralidad y diversidad de España’. Y ha rematado diciendo que los Presupuestos Generales del Estado (PGE) se tendrán que negociar con los separatistas, nacionalistas y con los que siguen sin ser capaces de soltar el lastre que representa, para quien afirma ser demócrata, apoyar el terrorismo y justificar lo que hizo una banda criminal como ETA. Advertía el vicepresidente segundo del Gobierno de España (aunque parezca mentira, todo esto lo ha dicho un miembro del Gobierno) y secretario general de Podemos, que los PGE se presentarán pronto y que no gustarán a C’s.

Es difícil entender cómo es posible que un político que gobierna ponga en duda la validez del modelo de Estado, que discuta la importancia de una democracia que ha traído a los españoles la época más brillante de nuestra historia moderna. Gracias a este modelo que tanto denosta, modelo en el que el Jefe del Estado es el Rey, él puede estar diciendo lo que le parece en cualquier tribuna; sus amigos independentistas y separatistas, pueden optar a tener cierta representación parlamentaria; e incluso los que apoyan el terrorismo y lo justifican pueden tener algún escaño en el Congreso de los Diputados.

Causa estupor saber que un político que forma parte del Gobierno de España es capaz de lanzar mensajes contra la línea de flotación de su país. El precio que tendremos que pagar los españoles será altísimo puesto que el daño que se está causando a las instituciones y al propio Estado es brutal en su intensidad y en su profundidad.