Un dolor de cabeza monumental

Entramado burocrático. Desde el año 2009 la Junta lleva intentando sacar adelante el proyecto de su remodelación. La Caixa se prepara para invertir 12,8 millones de euros

14 ene 2018 / 06:23 h - Actualizado: 14 ene 2018 / 08:28 h.
  • El arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, en una imagen de 2010, contemplando una maqueta de su proyecto para las Atarazanas que ahora ha de modificar. / Paco Cazalla
    El arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, en una imagen de 2010, contemplando una maqueta de su proyecto para las Atarazanas que ahora ha de modificar. / Paco Cazalla
  • Un dolor de cabeza monumental

Corría el mes de octubre de 2009 cuando la entonces consejera de Cultura, Rosa Torres, presentaba junto al arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra el proyecto arquitectónico que, en dos o tres años, iba a devolver las Reales Atarazanas a la ciudad. En 2018, sin embargo, el escenario es bien distinto y, con suerte –y encomendándonos a la celeridad de las administraciones– Sevilla podrá disfrutar de ellas a partir del año 2021. Por el camino han intervenido numerosos actores –económicos, políticos y sociales– que han jugado un papel relevante en el largo y tortuoso relato de la puesta a punto del monumental inmueble de la calle Temprado.

Sin duda, uno de los principales es la Asociación para la Defensa del Patrimonio de Andalucía (Adepa) que, en junio de 2016, recurría ante los juzgados de lo Contencioso Administrativo de Sevilla la licencia de obras concedida por el Ayuntamiento hispalense para la restauración de las Reales Atarazanas, construidas en 1252 y declaradas Bien de Interés Cultural (BIC). La presión de la organización –que tildó el proyecto de «crimen patrimonial»– se demostró ser tan grande que su acción volvió a paralizar una vez más el laberíntico proceso administrativo y burocrático que debía culminar con la primera fase de la intervención. Hasta hoy.

«Esta es la Catedral civil de la ciudad, unidad al Hospital de la Caridad y mirando al Guadalquivir; un espacio construido en 1252 y en el que confluyen muchos siglos de historia», dice el presidente de Adepa, Joaquín Egea. El honor de desenrocar la situación y pactar la paz le ha tocado al actual consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, quien no pasa por alto los intentos llevados a cabo por sus antecesores Rosa Aguilar, Luciano Alonso y Rosa Torres.

Por el camino se quedó orillada la Fundación Museo Atarazanas, sin sede desde enero del año pasado y con todas las redes sociales desactualizadas. Quienes llegaron a plantear la posibilidad de un museo naval en el edificio y se ofrecieron como tuteladores de su futuro fueron dejados a un lado quizá por su exceso de pretensiones, toda vez que las Atarazanas son propiedad de la Junta de Andalucía y es La Caixa la entidad que realizará la mayor inversión guiando, por ello, los futuros contenidos. La entidad bancaria tiene previsto invertir 12,8 millones de euros en la puesta en valor del edificio, incluyendo la modificación del proyecto arquitectónico primigenio de Vázquez Consuegra contemplando los aportes de Adepa. Rafael Chueca, director de la Fundación La Caixa, asegura que el acuerdo que en 2014 firmaron la Junta y CaixaBank sigue vigente, lo que permitirá a la entidad gestionar el edificio durante 20 años. Por su parte, Rafael Herrador, director territorial de CaixaBank en Andalucía occidental, dijo el pasado 29 de diciembre que este proyecto «es un compromiso de la fundación La Caixa y CaixaBank con Sevilla, sus instituciones y los sevillanos». Herrador considera que el fin de la fundación es mejorar la calidad de vida de las personas «y una de las palancas básicas para lograrlo es la cultura. Creemos que este espacio sociocultural logrará este objetivo, para lo cual aportaremos los recursos necesarios para la rehabilitación del edificio».

«No hay ningún sevillano que no espere ver convertidas ya las Atarazanas en un espacio público», opina el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, quien sin concretar más ante los medios el pasado diciembre sí que prometió que el Consistorio estaría ahí «para arrimar el hombro», por lo que deseó que se iniciaran las obras cuanto antes. El alcalde apunta que «el Ayuntamiento no es sólo un convidado en este proyecto, sino que somos también partícipes del mismo», por lo que su posicionamiento pasa por participar en la gestión y desarrollo de lo que se desenvolverá en este centro cultural.

Los contenidos que tendrán las Reales Atarazanas no están definidos todavía. Pero tanto la Junta como el Ayuntamiento de Sevilla y La Caixa han expresado su interés en que el espacio no pierda la conexión con América, toda vez que este recinto fortificado fue utilizado durante décadas para asentar oficinas, talleres y almacenes, siendo Apostadero de la Carrera de Indias.